El equipo analizó el genoma de 146 personas que han habitado en esta región en los últimos 2.000 años.
Aunque la guerra de Yugoslavia (1991) provocó la reciente separación de los pueblos balcánicos, serbios y croatas no solo tienen siglos de historia común, también comparten una misma ascendencia genética procedente de poblaciones eslavas y mediterráneas.
Así lo revela un estudio liderado por el Instituto de Biología Evolutiva (IBE) y la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, en el que han participado también la Wester Ontario y las españolas del País Vasco y La Rioja, cuyos detalles se publican este jueves en la revista Cell.
"Teniendo en cuenta la larga historia de conflicto en los Balcanes y el sentimiento de identidad eslava en esta región, especialmente en Serbia, nos parecía muy interesante analizarlo genéticamente para saber exactamente qué sustrato genético y qué verosimilitud tiene esa identidad", explicó a EFE el paleogenetista del IBE Carles Lalueza-Fox.
Para ello, el equipo analizó el genoma de 146 personas que han habitado en esta región en los últimos 2.000 años, desde Grecia a Serbia, Croacia, Kosovo, Montenegro y Macedonia, y desde la Edad de Hierro hasta ahora.
El estudio concluye que, durante el dominio imperial de Roma, los Balcanes fueron un crisol de culturas y un foco comercial que atrajo a inmigrantes de lugares muy lejanos y que, tras la caída del imperio, sobre todo a partir del siglo VI, se produjo la llegada masiva de poblaciones eslavas que dejaron una huella genética en los pueblos balcánicos que aún perdura.
Una región cosmopolita
El análisis de ADN revela que durante el dominio romano de la región, hubo un gran aporte demográfico del mediterráneo, de la península Anatólica (actual Turquía), que dejó su huella genética en las poblaciones balcánicas.
"Estas poblaciones venidas del este se integraron totalmente en la sociedad local de los Balcanes. En Viminacium, por ejemplo (actual Serbia), encontramos un sarcófago excepcionalmente rico en el que fueron enterrados un hombre de ascendencia local y una mujer de ascendencia anatólica", comentó Íñigo Olalde, investigador Ikerbasque de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).
Esta ciudad militar, que llegó a tener unos 80.000 habitantes, fue sumamente cosmopolita, como demuestra el ADN de tres individuos de ascendencia africana analizados en el estudio.
Uno de ellos tiene un genoma como los del actual Sudán o Etiopía, "además sabemos que durante su infancia tuvo una dieta marina que no cuadra con la de los Balcanes".
Además, el chico fue enterrado con una lámpara de aceite con imágenes de un águila, la representación de Júpiter para los romanos, algo típico entre los legionarios "pero este chico, de unos 15 o 16 años, era demasiado joven para ser legionario, aunque tenía cierto estatus social", sugirió Lalueza-Fox.
"El análisis arqueológico de su entierro revela que pudo formar parte de las fuerzas militares romanas, por lo que estaríamos hablando de un inmigrante que viajó desde muy lejos a los Balcanes del siglo II d.C.", lo que demuestra que el Imperio Romano fue "diverso y cosmopolita", y acogía a poblaciones "mucho más allá del continente europeo", apuntó el paleogenetista.
El estudio también ha identificado individuos de ascendencia del norte de Europa y de las estepas, pueblos 'bárbaros', como los gépidos o los hunos, que llegaron a la Península Balcánica en el siglo III, en plena ocupación romana.
Los cráneos de algunos de estos bárbaros habían sido deformados -una costumbre de estas poblaciones- lo que revela que estos individuos, "muy diversos genéticamente", traspasaron las fronteras del Danubio y se incorporaron como mercenarios mucho antes del fin del Imperio.
La llegada de las poblaciones eslavas
Tras la caída del Imperio, entre el siglo VI y el X, el estudio revela la llegada masiva a los Balcanes de individuos genéticamente similares a las poblaciones modernas de habla eslava de Europa del Este, que provocaron un gran cambio en la ancestralidad de los habitantes de la zona.
De hecho, la huella genética eslava supone entre el 30 y el 60% de la ascendencia de los pueblos balcánicos actuales, "probablemente es uno de los mayores cambios genéticos encontrados en Europa durante las invasiones bárbaras", subrayó Lalueza-Fox.
Estas poblaciones eslavas fueron "permeando" desde el norte de los Balcanes, en la actual Serbia, donde dejaron una gran contribución genética de entre el 50% y el 60%, hasta la Grecia continental (entre un 30 y un 40%) y las Islas del Egeo (20%).
Y aunque la guerra de Yugoslavia provocó la separación de los pueblos balcánicos, el estudio no muestra división sino "historia compartida" y unas influencias "que dieron como resultado el perfil genético de los Balcanes modernos, independientemente de las fronteras nacionales", concluyó Miodrag Grbic, profesor de la Universidad de Western Ontario.