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Relatos del 24

SERGIO AGUAYO

Murió Jesús Reyes Heroles. Un abrazo para su entrañable familia.

Podemos analizar la elección a través de los relatos de quienes aspiran a la Presidencia de la República. Me centro en el espacio que concedieron a la violencia y en el trato a víctimas durante los cierres de precampaña.

El aspirante de Movimiento Ciudadano nos obsequió unas cuantas ideas sueltas en Monterrey; tiene muchísimo margen para mejorar su relato. La abanderada de Morena solo le dedicó al asunto 108 palabras (de 3,801) para ensalzar los logros del Presidente y suyos; guardó silencio sobre víctimas, Fuerzas Armadas y cárteles. La candidata del Frente Amplio dedicó la mitad de su discurso (910 palabras de 1,813) a una feroz crítica de la estrategia oficial y a elogiar sin fundamento al gobierno panista de Guanajuato.

A los tres les faltó autocrítica sobre lo hecho y dejado de hacer por sus respectivos partidos y gobiernos y carecieron, lamentablemente, de propuestas bien elaboradas. Si algo quedó claro es que en lo relacionado con violencia y víctimas hay otros relatos. El Presidente seguirá empeñado en controlarlo; intuye -con razón- que influye en su lugar en la historia. Está también un sinnúmero de periodistas, académicos y analistas que escudriñan el tema permanentemente y desde todos los ángulos. Luego vienen las posturas de los criminales y de sus víctimas.

El trato a estas últimas es fundamental porque son una ventana de vulnerabilidad al relato inicial del Presidente y la candidata de Morena. Cuando el primero comenzaba su gestión prometió una profunda transformación que conduciría a la verdad y la justicia. Para ello creó las comisiones sobre Ayotzinapa y Guerra Sucia y fortaleció la Nacional de Búsqueda. Estuve entre quienes aplaudieron una iniciativa que mejoraría la comprensión y ayudaría al desmantelamiento de algunos pactos de impunidad entre criminales y gobernantes.

En 2023 el relato presidencial -defendido por la candidata de Morena- entró en crisis. Hay muchísima información que permite un mejor conocimiento del fenómeno, pero la esperanza de justicia naufragó cuando el Presidente respaldó al Ejército que se negó a entregar un documento clave para entender el tejido entre criminales y gobernantes en Guerrero.

Siguió, después, el absurdo error de querer enmendar las incómodas cifras de la Comisión Nacional de Búsqueda ordenando un apresurado censo para reducir su número. El Presidente, supongo, ignoraba que es muy difícil modificar el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO). Inamovible e impávido, continúa ofreciendo el frío testimonio de la incapacidad de siete presidentes para proteger a la población.

En el Seminario que coordino en El Colegio de México descargamos una copia del Registro el día de la renuncia de la anterior titular. Aquel 23 de agosto de 2023 había 111,041 personas desaparecidas y no localizadas. El viernes de la semana pasada ese número había aumentado a 114,379. Un incremento de 3,338 personas entre agosto de 2023 y enero de 2024. Incluí esta comparación porque el registro es la única base de datos que no controla la Secretaría de Seguridad, cuyo manejo de cifras está despertando muchas suspicacias.

Otra variable independiente es el impacto del escrutinio de activistas, periodistas y académicos sobre la violencia. Las OSC monitorean y presentan constantemente informes y actualizaciones de la cartografía de la violencia. Los periodistas ofrecen un caudal de primeros borradores sobre historias que afinan los académicos en México y el extranjero. Impresiona la cantidad, profundidad e impacto de quienes señalan machaconamente las debilidades de las políticas y narrativas de los gobiernos de todos los partidos.

Los últimos relatos son de los cárteles y las víctimas. Los grupos criminales son parcos en el discurso, pero elocuentes en una violencia que este año intentará incrementar el número de gobiernos locales bajo su control. Las 120 colectivas de familiares de personas desaparecidas recorren México denunciando su abandono y arropándose en su legitimidad.

Carecemos de indicadores para saber cómo influirán los relatos arriba mencionados en las urnas, pero exigimos a quienes aspiran a ocupar los principales cargos que sustituyan el incienso autorreferencial o la adjetivación con propuestas bien fundamentadas.

Colaboró Jorge Araujo.

Escrito en: editoriales editorial SERGIO AGUAYO quienes, Presidente, criminales, relatos

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