Migrante denuncia robo, agresiones y amenazas de presuntos funcionarios
Un integrante de la caravana de migrantes que llegó a Piedras Negras hace más de una semana, denunció públicamente haber sido objeto del robo de dinero en efectivo, su teléfono celular, además de haber sido golpeado y amenazado por tres sujetos, que considera, son personal del Instituto Nacional de Migración.
Los hechos ocurrieron la mañana del lunes, cuando salió junto con otros miembros de la caravana de migrantes para acudir a un banco a retirar dinero, sin embargo, refiere que al llegar al lugar fue interceptado por tres sujetos que señala son del INAMI, lo apartaron del resto y lo comenzaron a agredir.
Ramón Amaya, quien cuenta con 42 años de edad, originario de Honduras, de oficio taxista y quien huye de su país, dadas las elevadas extorsiones de la que son objeto, busca llegar a Estados Unidos y viaja con su hijo de dos años y medio.
Todo lo anterior, pese a que señala el vehículo en el que viajaban los migrantes era escoltado por una unidad de Fuerza Coahuila, pero considera que se confiaron por ver que se trata de personal de migración mexicana.
Indicó que los tres sujetos lo pasearon por alrededor de 45 minutos por la ciudad y le estuvieron preguntando quiénes más iban a cobrar dinero, cuánto efectivo iban a retirar. Precisó que lo llevaron a las instalaciones del Instituto Nacional de Migración y le llamaron a una persona el interior, para que fuera por él.
"Nosotros vamos custodiado por Fuerza Coahuila, iban ellos. No se percataron porque también se confiaron, pensando que eran de Migración, pero yo estoy en ¿Porqué me mandaron para la oficina de migración? y adentro de la oficina de migración se acercó uno y me dice, ya sabes lo que prometiste, no vayas abrir la trompa y si tu abres la trompa, llamo aquel y viene por ti", detalló Ramón Ayala.
Indicó que tras llorar y suplicar que fueran por su hijo, porque le dijeron que lo iban a deportar. Al acudir personal del INAMI al albergue, los migrantes les negaron entregar al menor y pidieron que fuera el propio Ramón Amaya; al acudir el migrante, el resto de sus compañeros ya no permitieron que se lo llevara.