EDITORIAL

México ¿independiente?

Metáfora ciudadana

DR. LUIS ALBERTO VÁZQUEZ ÁLVAREZ

Todos los países del mundo generan mitos, héroes y villanos durante su historia; en cada país se puede encontrar cantidad de falacias sobre personajes tanto "maravillosos" como "perversos" y se dirige la imaginaria popular hacia visiones ideológicas que están de acuerdo con los intereses políticos de los grupos en el poder. Típico en Torreón cuando por años inmediatos al porfiriato, las calles hoy Carranza y Cuauhtémoc se llamaron Agustín de Iturbide y Porfirio Díaz, respectivamente, y fue hasta que surgió la primera administración panista que se les dio nombre a calles como José Vasconcelos y Manuel Gómez Morín. En cambio, durante el priismo, muchas colonias se "sacramentaron" con ridículos nombres de expresidentes y gobernadores de pésima memoria; peor aún, nombres de sus esposas a quienes solo debemos saqueos y vergüenzas.

Dentro de esos sofismas, están la "soberanía" que se supone gozan naciones como México. Soberanía se entiende como "poder político supremo de un estado independiente; no hay ninguna autoridad superior a este ni en el interior ni en el exterior". Sin embargo, a lo largo de nuestra historia, pocos gobernantes han sabido mantener esta cualidad: Iturbide se negó a entregar a Estados Unidos los territorios del norte del imperio; Maximiliano rompió con Napoleón III cuando este le exigió Sonora y Porfirio Díaz no aceptó la entrega de Baja California para que ahí Taft, presidente norteamericano, colocara un base naval; seguramente pensaban en "su" reino personal; con esas decisiones firmaron el fin de su mandato. Cárdenas también mantuvo la hegemonía nacional gracias a la crisis bélica previa a la segunda guerra mundial.

México, patio trasero de Estados Unidos, donde vomitan armas y desechos contaminantes ante la complacencia de Gobiernos; ha tenido traidores que entregan el territorio y la dignidad a cambio de poder sostenido. Benito Juárez permitió dominio militar gringo sobre México para que lo mantuvieran en el poder, por ello tanto lo admira AMLO quien ya les entregó ambas fronteras para que, sin llamarlo "tercer país seguro", México sea el "muro" de Trump; (no por nada este demente naranja presume: "¡La frontera sur se está volviendo muy fuerte a pesar de la obstrucción de los demócratas…!"). ¿Así o más claro? Por ello vemos que, además del 70 % de aprobación popular, ya muchos están apoyándolo, solo quedan como sus enemigos los desahuciados del erario que expectoran deyecciones y se autoaplauden entre sí; ignaros incautos que siguen creyendo que es de izquierda; según él está buscando una unidad en lo diverso, pero para ello necesita antes dejar afuera sus necedades.

Cómo ser una nación independiente si su poder judicial defiende más a los saqueadores que a la propia patria. Un país donde la impunidad campea absoluta no puede ser autónomo; es indispensable castigar a los delincuentes de cualquier tipo para ser un estado soberano. Congresos complacientes, carentes de efectividad legislativa para atacar los problemas populares, como el de Coahuila, que se desatiende de la inmensa deuda que ahoga al estado y cuyo presidente maiceado por el ejecutivo local levanta inaudible voz secuaz.

Un estado soberano posee un rígido y fuerte "estado de derecho", pero resulta risible hablar que bajo los Gobiernos prianistas y sucedáneos, haya existido jamás esa calidad jurídica; ejemplos sobran. No puede ser soberano, sino país esclavo aquel que soporta la existencia de otros estados dentro de él: ONAPPAFA y diversos auxiliares expiden placas automotrices más efectivas y valiosas que el estado mexicano. Organizaciones sindicales disidentes con la famosa sección 22 de la CNTE se apodera de calles, vías ferroviarias y poblados, impidiendo actividades culturales, académicas y desarrollo de actividades empresariales, dañando seriamente la economía nacional. Marchas que podrían exigir causas justas y legales, además atendibles de inmediato, convertidas en espantajos destructivos e impunes bajo el dominio de grupos delictivos movidos por políticos resentidos, quienes buscan destruir el prestigio del actual Gobierno, ante la complacencia y hasta complicidad del mismo al no actuar conforme a la ley y con los recursos que esta les brinda.

El "pueblo bueno" ya no lo es tanto y está respondiendo de manera grosera con extrema violencia y el presidente, totalmente rebasado, solo atina a pedir "abrazos y no balazos" cuando debería castigar a culpables. Impedir los daños al patrimonio cultural e histórico no afecta para nada el respeto a la libre manifestación. Autarquía es castigar legal a pobladores que protegen a delincuentes atacando a las fuerzas de seguridad, incluido el ejército, quien no podía responder, incluso, simplemente defenderse por una ridícula actitud del presidente que no lo autoriza y hasta lo prohibía. Tal parece que eso empieza a cambiar para bien de la nación y de los guardianes del orden.

La oposición política que siente más como oposición a México; desde hace muchos años el partido que no gana las elecciones solo busca dañar al que triunfa, pero no quiere entender que perjudica a todo el país (caso aeropuerto de Fox); ahora lo mismo con diferentes proyectos. No todos tuvieron la capacidad de Peña Nieto de comprar a todos los legisladores para que le aprobaran las nefastas y desastrosas reformas estructurales.

Funcionarios corruptos que venden porciones del territorio nacional (playas, bosques, serranías y hasta áreas naturales protegidas) a precios irrisorios y después "ajustan" cuentas en privado; auténticos maestros de la simulación y del engaño que cuando se les encarcela realizan shows novelescos para hacerse los inocentes y tratar de dar lástima a los mexicanos. Corruptos campeones de oratoria en su momento de gloria, disertando sobre ética y honestidad con discursos grabables con letras de zurullo. No puede ser independiente un país donde unos pocos funcionarios obtienen recursos increíbles y millones de mexicanos padecen una miseria insultante.

Mantener la soberanía nacional y la autonomía ante las naciones del mundo implica tener tratados internacionales de todo tipo con todas las naciones del mundo, no dejándonos dominar por un tratado-ley que ocupe todo nuestro universo y no nos impida tratar con nación alguna.

Escrito en: país, estado, solo, nacional

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