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Ofelia Guilmáin, una fuerza escénica irrepetible

La biografía novelada El Retablo Rojo recupera a la mejor actriz del siglo XX

Ofelia Guilmáin, una fuerza escénica irrepetible

Ofelia Guilmáin, una fuerza escénica irrepetible

AGENCIAS

Ofelia Guilmáin, originaria de Madrid, España, fue una de esas figuras de la actuación que se convirtieron en emblema de toda una época, que hicieron escuela y forjaron una tradición en la historia del teatro mexicano.

Guilmáin, fallecida en 2005, formó parte de esa oleada de talento que el exilio español trajo a México en los años 30 y 40. Desde muy pequeña mostró vocación por la actuación, estudió ballet y participó, en plena Guerra Civil (1936-1939), en la compañía El Retablo Rojo con la que recorría el frente haciendo teatro de guerrilla.

De esta agrupación viene el nombre de la biografía novelada que el escritor, actor y cantante Carlos Pascual escribió para rendir homenaje a una de las actrices más importantes del siglo XX, un referente fundamental del teatro mexicano.

En entrevista con Notimex, Pascual cuenta cómo Ofelia Guilmáin, reacia a los homenajes, aceptó contarle en detalle su vida. “La novela –dice el autor-, es producto del amor y admiración profunda que le tuve. Fue mi maestra, mi guía, mi protectora. Lo menos que podía hacer es este homenaje literario a su vida”.

Carlos platica en El Retablo Rojo (Debolsillo, 2019), cómo, cuando la actriz cumplió 75 años, “prácticamente me mandó al demonio cuando le propuse hacer su biografía”. “A quién le puede interesar un libro sobre mi vida” --le dijo enfática.

El autor relata el momento clave que lo llevó a insistir con la actriz para escribir el libro: “Ofelia me permitió entrar a su bodega, donde guardaba en total desorden papeles, programas, fotos, etcétera. Ahí me encontré un programa del primer montaje de Electra en el que participó, haciendo el papel de 'Clitemnestra'.

“En ese papel, además del elenco, se mencionaba que la versión al español fue hecha por Octavio Paz, con escenografía de Juan Soriano; el asistente de dirección era Juan García Ponce, el encargado de relaciones públicas era Carlos Monsiváis. Tomé el volante y se lo enseñé a la maestra y le dije: 'Por esto tenemos que hacer el libro, vea los nombres que están ahí'. Es una historia del teatro en México, de la segunda mitad del siglo XX”.

Finalmente, cuando Ofelia Guilmáin cumplió 80 años llamó a Pascual para concretar el libro. Le dijo al también actor “que era buen momento para sacar demonios del costal”.

Así se dio un texto en el que la propia actriz toma la voz y va contando su vida. “Le leía los capítulos escritos. Fue un proceso muy hermoso, de mucha confianza, incluso en algún momento me hacía apagara la grabadora y me decía: ‘Esto no lo escribes’. Y me contaba cosas muy dolorosas”.

Una actriz que dejó escuela, aun sin proponérselo

En el teatro, refiere Pascual, “tiene un lugar importantísimo porque fue un eslabón que unió la vieja escuela con la modernidad en las artes escénicas. Ella es quien invita a gente como José Solé o Julio Castillo. Representa también un puente entre las grandes actrices de la época, como Virginia Fábregas, Margarita Xirgu, María Tereza Montoya, Amparo Villegas, que eran las grandes actrices”.

Carlos enfatiza que Guilmáin era el tipo de actriz que convertía textos importantes del Siglo de Oro, La Celestina o la tragedia griega, en teatro absolutamente contemporáneo. “Era una mujer que se le plantaba a Salvador Novo y le decía escríbame una obra; a Hugo Argüelles le pidió lo mismo; se trajo prácticamente de la oreja a Juan José Gurrola y le dijo 'ahora tú diriges'”.

Actriz que lo mismo interpretaba teatro clásico que hacía cine o telenovelas, para el también autor de La insurgenta hay que situarla fundamentalmente en el panorama teatral. “A pesar de que hizo más de 40 películas, el cine nunca fue un objetivo primordial para ella. Rescataría cinco o seis películas, las dos que filmó con Buñuel, una más que hizo con Felipe Cazals, otra con Servando González”.

Aun sin pretenderlo –asegura el autor— Ofelia Guilmáin dejó escuela. "En una plática con Julieta Egurrola me comenta cómo ella y otras actrices se espantaban cuando Ofelia iba a verlas al teatro. Era como pasar un examen. Fue un gran faro a seguir para todas las actrices que siguieron su trabajo. Pienso en Luisa Huertas, Margarita Sanz, Blanca Guerra, entre muchas otras”.

La protagonista de obras como Los árboles mueren de pie (2000), tenía un rostro de rasgos fuertes y una voz que impactaba por grave, es decir imponía. Sin embargo, Carlos afirma “que fue una mujer sumamente generosa en todos los aspectos de su vida, en su amistad, en su vida profesional, nunca se guardaba cosas, no tenía este celo profesional de los créditos, ni con sus compañeros de generación ni con los jóvenes.

“Ofelia Guilmáin fue una actriz muy preocupada por la cultura. Sabía de música, de arte, tenía profundas preocupaciones sociales. Odiaba a los actores incultos. Decía simplemente que un actor no podía ser inculto, porque entonces eran malos actores. Detestaba a los actores no comprometidos con su sociedad, con su momento político".

Escrito en: Ofelia Guilmáin Actriz carrera historia Ofelia, teatro, actriz, Guilmáin

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