EDITORIAL

Primer tercio

No hagas cosas buenas...

ENRIQUE IRAZOQUI

Ha transcurrido ya el primer tercio del gobierno del lagunero Miguel Ángel Riquelme Solís al frente del Poder Ejecutivo de Coahuila.

Atrás quedaron esos meses de incertidumbre que se vivieron debido a lo cerrado de la contienda con el también lagunero panista Guillermo Anaya, que por lo estrecho en la distancia entre el finalmente ganador y hoy gobernador, dio origen a un litigio que resolvió en las postrimerías del tiempo entre la elección en julio y el cambio de poderes el primero de diciembre de 2017.

Después del arribo al poder del ingeniero Riquelme se presentó la campaña electoral federal con el consabido triunfo contundente de Andrés Manuel López Obrador, lo que atrajo mayormente la atención pública debido a la esperanza de cambio que se generó en una gran parte de la población con la unción presidencial del tres veces candidato tabasqueño.

Con esas condiciones, Miguel Riquelme tomó las riendas del Estado y apenas la semana pasada cumplió con su obligación legal de informar al Congreso local el estado que guarda la administración pública de Coahuila, primero envió el documento escrito, tal como lo indica la norma, y el sábado pasado acudió a la sede del poder legislativo para pronunciar un discurso ante los diputados e invitados de los resultados de su gestión. Apenas el lunes pasado, en el flamante Centro de Convenciones de Torreón en un acto político, se llevó a cabo la ceremonia fastuosa donde el titular del Poder Ejecutivo aprovecha entre otras cosas para el lucimiento de su figura.

Hay dos rubros que se pueden destacar en corte de caja del actual Gobierno coahuilense: la continua atracción de inversiones, que particularmente en la región Lagunera se ha dinamizado, y quizá por las condiciones que prevalecen en el país debe resaltarse más el renglón de la seguridad pública que se vive en el estado.

En cuanto a la promoción económica, el Gobierno de Riquelme ha aprovechado el camino andado del anterior Gobierno de Rubén Moreira para insistir en tocar la puerta al empresariado oriental, particularmente chino y surcoreano, para que continúen invirtiendo en la entidad. Además, a diferencia de su antecesor inmediato, que no visitaba a los Estados Unidos, quizá por miedo de que la justicia de ese país los llamara a rendir cuentas, así como lo ha hecho con Javier Villarreal, exzar de la finanzas del Gobierno del profesor Humberto Moreira, o con el mismísimo exgobernador sustituto Jorge Torres López, Miguel Riquelme ha promovido a Coahuila para que los inversionistas norteamericanos consideren los lares coahuilenses para traer sus empresas, objetivo que se ha ido cumpliendo.

Evidentemente la contracción económica que se vive a nivel nacional arrastra al estado a disminuir su dinamismo económico, y ese factor evidentemente impacta en las oportunidades que el actual Gobierno estatal pueda encontrar para seguir dinamizando la generación de empleo y de riqueza, por lo que no se puede tampoco echar las campanas al vuelo en cuanto desempeño económico, pero es evidente que Coahuila está por encima de la media nacional.

En lo referente al tema de seguridad... Se registró un suceso en el municipio norteño de Villa Unión donde se dio un enfrentamiento feroz entre decenas de sicarios del Cártel del Noreste con las fuerzas policiales del estado reforzadas por elementos del Ejército Mexicano y algunos elementos de la Guardia Nacional, con el resultado de 24 fallecidos y 10 detenidos. De las bajas se reportan 18 criminales, 2 civiles y 4 policías que perecieron en el cumplimiento de su deber.

El hecho de Villa Unión es un ejemplo puntual de que Riquelme está preocupado y ocupado en el tema de dotar a los coahuilenses de seguridad personal y patrimonial, responsabilidad que la ley le confiere al aceptar el cargo como gobernador. Esto hace al estado tierra fértil para el progreso, ya que aquí se tienen mejores índices de seguridad que en otras latitudes mexicanas.

Sin embargo, el gobernador Riquelme no ha podido responderles a los coahuilenses por el asunto de la megadeuda, que de manera impune le profirieron al estado los Gobiernos de Humberto Moreira y Jorge Torres, mientras que Rubén Moreira transcurrió sus 6 años sin avance alguno significativo.

Coahuila está en marcha y con rumbo, pero el que no haya responsables de la megadeuda que por los intereses y pagos al capital que hay que hacer estrecha el presupuesto estatal y limita la capacidad de hacer obra pública, empaña el gobierno del ingeniero Riquelme, que está entregando cuentas favorables, pero que podrían ser mucho mejores si se decide desprenderse del moreirismo, cosa que no ha ocurrido en este su primer tercio de gobierno.

Escrito en: Riquelme, estado, Gobierno, seguridad

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