EDITORIAL

La cuestión de límites, agua y tierra en el siglo XIX

La cuestión de límites, agua y tierra en el siglo XIX

La cuestión de límites, agua y tierra en el siglo XIX

José Jesús Vargas Garza

LA LUCHA POR EL AGUA Y LA TIERRA

La Hacienda de San Juan de Casta existía desde 1630 y para fines del siglo XVIII se le consideraba como una comunidad relativamente grande y propiedad de la Corona Española. En el transcurso de su desarrollo estas tierras fueron adquiridas por el vasco navarro José Vázquez Borrego en el año de 1731, poco después paso a manos de Andrés José de Velasco y Restan en el año de 1756. Estos personajes trabajaron con ahínco y visión, inyectándole inversiones que vinieron a engrandecer la ganadería y la agricultura. Poco después la propiedad fue vendida antes de 1800, a Juan José Zambrano, llamado también como el Conde de Zambrano. Este último se endeudó tanto con sus acreedores que no los pudo solventar y muy pronto llegó su fallecimiento.

Juan Nepomuceno Flores sería otro de los propietarios de la hacienda de San Juan de Casta en el año de 1836, pagando la cantidad de 128,070 pesos, siete reales. Más tarde la dividió en tres haciendas: La propia de Casta, San Juan de Avilés, San Carlos y San Fernando, consolidando así el cultivo del algodón e incluyendo a otro promotor del desarrollo agrícola, como lo fue Juan Ignacio Jiménez propietario de la parte duranguense de la hacienda de San Lorenzo de la Laguna, que, junto a Leonardo Zuloaga, fue adquirida en la cantidad de 80 mil pesos a los Sánchez Navarro en 1848. En el transcurso del tiempo los hacendados mencionados se vieron envueltos en demandas de tierras en la década de 1850 por pequeños agricultores vecinos; pero los terratenientes los expulsaron de sus propiedades, quienes migraron a la población de Matamoros, Coahuila, fortaleciendo a este lugar.

Esto continuó durante gran parte del siglo XIX, pues las colindancias se realizaban con base en accidentes naturales del terreno. Como ocurrió en el caso del Río Nazas, que cambió su curso en 1843 hacia el norte, fortaleciendo a la Laguna de Mayrán en terreno coahuilense, provocando de tal manera los nombres de dichos lugares y aún más los linderos. El riego fue posible y se logró con la desviación del río la mayor parte de las tierras de la hacienda de San Lorenzo de la Laguna. En tal sentido los propietarios terratenientes determinaron mediante acuerdos, entre Juan José Zambrano y el Marqués de Aguayo estableciendo los límites entre las Haciendas de San Juan de Casta y la de San Lorenzo en Coahuila.

Para 1852 Flores había construido la presa de San Fernando, mientras que Jiménez construye la de Santa Rosa en la misma fecha y en 1854 la de Calabazas y Zuloaga la de Carrizales, conocida como del Coyote. En esa época Juan Nepomuceno Flores y Leonardo Zuloaga, se centraron en los límites de sus terrenos. El punto de la discusión se concretó en un cerro conocido como de las Calabazas, Flores propuso que la línea debería partir del cerro y continuar por la loma de la Borrega para terminar tocando las tetillas del picacho más alto llamado de Acatita de la sierra de Mapimi, reconociéndolo como lindero entre ambas haciendas, habiendo determinado la firma de un acuerdo en octubre de 1852, en la ciudad de Durango.

Después de los linderos de los territorios de los Estados de Durango y Coahuila, siguieron en 1860 los asuntos del agua del Nazas, y su distribución era un elemento fundamental para el cultivo del algodón; dándose en esa época una severa crisis que perjudicó de tal manera a la Comarca Lagunera, entre 1862 y 1863. Ese problema tuvo un efecto cuando Ignacio Jiménez obstruyó el cauce del Nazas a la altura de la presa de Santa Rosa para acaparar el agua. Al no estar conforme Zuloaga con ese asunto, atemoriza a los habitantes de Matamoros y los insta a destruir la presa de Calabazas, hecho que no sucedió. Esto provocó una revuelta, que encabezó el líder Jesús González Herrera, acampado en las riberas del río Nazas cerca de la villa de Lerdo en la línea divisoria del estado de Durango y Coahuila.

Para 1862, Zuloaga propone nuevamente redefinir los linderos de sus propiedades, ubicando la línea en la boca toma de Raymundo, en la parte alta del río. Al no tomarlo en cuenta esa petición, en 1863 conformó un núcleo de gente proveniente de Viesca, para asentarse en la Hacienda de San Carlos, ubicada en la margen derecha del río y frente a la presa San Fernando, cuyas tierras pertenecían al terrateniente Juan Nepomuceno Flores. Aún cuando los habitantes invasores en San Carlos, éstos acudían a la Villa de Viesca a recibir los sacramentos del bautismo y de matrimonio. Este grupo de personas para Zuloaga, eran no gratas, por eso las mandó a colonizar a este poblado.

Por otro lado, en 1863, Anacleto Morales, agricultor de Mapimí, se levantó en armas, cuestión que, para las autoridades de Durango la sublevación de Morales no era por demanda de tierras, sino el propósito de anexar a Coahuila parte de los terrenos de la hacienda de San Juan de Casta y de Santa Rosa, ubicadas en el territorio de Mapimí; éste invasor contaba con el apoyo de Juan Fierro, oficial del ejército comandado por Vidaurri. Así fue como se reanudó el antiguo conflicto de límites entre ambos estados. Por su parte, el Congreso de Durango con su política de la restauración de la República y siendo gobernador interino del Estado Benigno Silva y ya invadido el territorio mexicano por las tropas francesas, promulgó un decreto el 16 de abril de 1863, expropiando una parte de los terrenos para crear los municipios: de Zaragoza y estableciendo la cabecera con el nombre de Villa de Avilés, en terrenos de San Juan de Avilés y la de Juárez, con cabecera Villa Juárez, en terrenos de la Hacienda del Santa Rosa; fortaleciendo así la autoridad civil y hacer una equitativa distribución de la propiedad territorial de la entidad.

Por otra parte, el General republicano José María Patoní, confiscó las haciendas mencionadas, con el fin de proteger la zona de la Comarca Lagunera, porque existían rumores, de que Anacleto Morales, como agente de Santiago Vidaurri, pretendía separarlas y anexarlas al estado de Coahuila. A pesar de todo ello, Zuloaga como propietario de la Hacienda de San Lorenzo de la Laguna, para quedar bien con el Gobernador Vidaurri, tuvo la idea de proponerle recorrer los límites de los Estados de Nuevo León y Coahuila, con los de Durango, río arriba hasta el punto denominado Raymundo, y de esa manera evitar que no se le cerrase el paso de las aguas del Nazas que corrían hacia la planicie de Coahuila.

En este caso, el gobernador republicano José María Patoní, para evitar una posible invasión al estado de Durango de los agricultores de Matamoros en septiembre de 1863, envió a la hacienda de Santa Rosa un destacamento de 200 hombres al mando de Refugio Reyes. No obstante, a principios de octubre los agricultores de Matamoros atravesaron el Nazas y se dirigieron a San Fernando y para noviembre Jesús González Herrera se refugió en los Ranchos de San Sebastián y Leocadías. Jesús González Herrera, se había unido a las fuerzas republicanas en el Estado de Durango, poco tiempo después regresa a La Laguna convertido en Coronel para defender las causas de los pobres campesinos.

Fue entonces de que el Coronel Juan Fierro ciudadano coahuilense solicitó a las autoridades de Mapimí que aprendieran a Jesús González Herrera para evitar un conflicto con el Gobierno Duranguense, que podía interpretarlo como una agresión. Fierro, en caso de que la autoridad de Durango le fuera imposible hacer dicha aprehensión, él intentaría atravesar el Nazas, solicitando un permiso. González Herrera, aprovechó la cercanía de Benito Juárez, a quien le solicita en diciembre 24 de 1869, cien sitios de tierras ubicadas en la antigua Laguna de Tlahualilo propiedad de Juan Nepomuceno Flores, lugar desierto y en esa época abandonado; proponiéndole su adquisición, ya fuera en venta o en arrendamiento o en enfiteusis - cesión temporal del dominio-.

Al no tener eco González Herrera, pues en 1875 intentó sublevarse de nuevo para obtener más tierras, pero ya no contó con el mismo apoyo de la década anterior y murió asesinado el 26 de enero de 1876, en la Hacienda de La Concepción, Coahuila.

Escrito en: Juan, José, González, Durango

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