EDITORIAL

Verdades y rumores

AGENTE 007

La poco organizada noche de reapertura del Museo Regional de La Laguna el pasado jueves se volvió algo así como una especie de pasarela de exalcaldes de Torreón. Ahí estuvieron desfilando ediles como Salvador Jalife, Guillermo Anaya, José Ángel Pérez, Miguel Riquelme, otros que gobernaron un ratito y por encargo nomás, como Javier Garza y el actual, Jorge Zermeño. Nuestros subagentes, disfrazados de piedras prehistóricas, nos cuentan que durante la "tertulia culturera" que estuvo encabezada por la secretaria de Cultura de la Cuarta Transformación, Alejandra Frausto, el exalcalde y actual gobernador de la provincia de Coahuila, Miguel Riquelme, soltó un comentario de que en lugar de inauguración parecía que "el encuentro era de exalcaldes… y hasta uno que otro que quiere ser", en referencia al carnal Marcelo Torres, quien ahora que dejó la presidencia del Congreso en la capirucha del sarape anda pagando para que lo inviten donde sea que haya reflectores, comentario que generó risas entre los presentes, pero la mirada matona del alcalde Zermeño.

La cosa es que ahora el suspirante Marcelo tiene que conformarse con sentarse donde le asignen, como en esta ocasión, que lo pusieron al lado de su casi casi contrincante de aspiraciones y primera dama, Astrid Casale. Y con eso de que ni para la lista de invitados, los horarios de llegada, ni el orden de los discursos se pusieron de acuerdo los organizadores, el evento deslució en muchos aspectos, algo que, según nuestros subagentes, notó el equipo de la secretaría federal, aunque la que sí estuvo muy pendiente de todo, sobre todo de echarle la culpa de lo malo a la Secretaría de Cultura de Coahuila, fue la directora del museo, Gretel de la Peña, quien ni los datos de inversión y detalles técnicos tuvo claros.

Y como si los encargados de la visita no entendiera que el sello del actual Gobierno federal, al menos en el discurso, es la austeridad, durante la primera visita a la región de la jefaza de la cultura de la 4T, Alejandra Frausto, lo que se vivió fue opulencia desde su arribo, como una comilona en un club "fifí" y una cena gourmet en casa de un empresario lagunero, adonde por cierto asistieron todos los integrantes de patronatos y directores de recintos culturales de la ciudad. Desde que llegó la secretaria recibió adulaciones y peticiones por doquier, incluso por parte de los integrantes de algunos patronatos que se despachan con todo en contra de la Administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero cuando se trata de estirar la mano se les olvida la firmeza con que arremeten en sus redes sociales, doña Alejandra aprovechó para prometer para el Museo Regional, único espacio cultural de la Federación en la ciudad, una mayor inversión, e incluso una remodelación más profunda.

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Luego del magno "error" que avalaron con más pena que gloria tanto los regidores del Cabildo de Torreón como los diputados del Congreso de Coahuila en el cobro para obtener y renovar las licencias mercantiles en Torreón, los que siguen escondiéndose de la vergüenza son los diputados que integran la comisión correspondiente, como la desconocida diputada María Eugenia Cázares, quien tiene ya varios días recorriendo las diversas cámaras empresariales de la ciudad para intentar explicar cómo se corrigió la Ley de Ingreso. Pero más que gira de explicación, es una pasarela blanquiazul, encabezada por doña Marú y los figurines más faltistas en el Congreso, Marcelo Torres y Gerardo Aguado, quienes buscan conservar sus becas… Perdón, sus cargos en las próximas elecciones del Legislativo estatal. Nuestros subagentes, vestidos de curul improductiva, cuentan que la diputada Marú en su calidad de coordinadora de Hacienda está más preocupada que el alcalde Jorge Zermeño por los resultados de la Auditoría Superior del Estado, que, aunque declara que son de forma y no de fondo, dicen los que saben que sí tienen mucho fondo, ya que dieron en "el clavo" al señalar algunas travesurillas en licitaciones amañadas del Municipio y del SIMAS; la cuestión es que ya se dieron cuenta de los problemas en los que pueden meter al alcalde en tiempos electorales, de ahí la preocupación de la exdirigente panista de Torreón de tratar de cubrir esos pequeños detallitos, que suman varios milloncillos de pesos. Veremos, estimado lector, cómo logran demostrar que no hubo mala intención y solo fueron errores de dedo, y como, según se argumenta, hace dos décadas no pasaban ese tipo de problemas porque no se contaba con sistemas tan avanzados, al parecer nadie pudo tomar un curso de actualización.

Y hablando de temas monetarios, donde cada vez hay mayor inconformidad es entre los trabajadores de confianza y sindicalizados del Ayuntamiento de Torreón, sobre todo en esta temporada alta de cobro de impuestos que sucede año tras año en el mes de enero. A decir de nuestros subagentes, para no modificar el presupuesto del 2020 se hicieron contrataciones extra en el departamento de cajas para que se encargaran del cobro de predial, pero para esto se prometió a los sindicalizados un bono extra y a los de confianza ligeros descuentos en "apoyos" para pagar la nómina de los externos. Pero de los sindicalizados pocos aceptaron el bono por las horas extra. Esta práctica de "agarrar" de la nómina para pagar sueldos extra no es cosa nueva en la actual administración, pues ha pasado en otras direcciones, y si se consulta en Contraloría no hay registro de ningún tipo de movimiento.

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Entre más avanzan los días, más salen a relucir las ansias de los suspirantes que sueñan con ver su nombre en las boletas electorales compitiendo por la alcaldía de Torreón el próximo año, pero para abonar el camino por estos días tratan de hacer sus amarres rumbo a la renovación del Congreso local este año, y uno que ha estado estos días de grilla en grilla, tratando de convencer algunos políticos inconformes con el PRI y con el PAN, para que se integren a las filas de la 4T, es el ex 'hooligan' blanquiazul Luis Fernando Salazar, quien no se cansa de gritar a los cuatro vientos que él será el bendecido por Morena y que incluso su designación se realizará desde la misma capirucha del smog. Nuestros subagentes, disfrazados de lideresa en promoción, nos reportan que quienes más contentos estarán si don Luis Fernando logra buscar la presidencia municipal de Torreón por Morena son los suspirantes del PRI y el PAN, porque, a decir de ellos, haría la elección de dos: tricolor y blanquiazul, mandando al partido en el poder federal a un tercer lugar, y no tanto porque ya no funcione el efecto Andrés Manuel, sino porque los bonos de Salazar cada día que pasa bajan y bajan. ¿Será?

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Y nuestros subagentes, disfrazados de choferes resentidos, nos informan que donde van de mal en peor es en la famosa dirección de Autotransporte de Torreón. Y es que luego de que removieran a Sandra Mijares y dejaran en su lugar a Edmundo Castañeda, nuevamente se da un relevo, ya que Castañeda deja el cargo para dar paso a un personaje polémico de la Administración zermeñista, de nombre Jesús Rafael Rosales Arreola, fiel pupilo de Antonio Loera López; y es que, como recordará usted, estimado lector, el año pasado el nuevo director de Autotransporte fue exhibido por la fracción de regidores del PRI debido a que el funcionario, además de cobrar en la sagrada nómina del municipio de Torreón como Inspector de Plazas y Mercados, también percibía un salario en el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), del Gobierno del estado de Durango, situación que jamás pudo ser aclarada por la Administración blanquiazul, pues en su momento no explicaron ni mostraron bitácoras de asistencia que pudieran comprobar cómo era posible que el susodicho pudiera cubrir dos jornadas laborales para el Gobierno de la tierra de los alacranes y para la Perla de La Laguna; sin embargo, de acuerdo con nuestros subagentes, disfrazados de ratones de oficina, el nombramiento del nuevo director se da con bastantes embrollos, y es que, según dicen, el singular Jesús olvidó su lealtad para con don Antonio Loera y prácticamente lo crucificó al ponerle un "cuatro" nada más y nada menos que a sus parientes José Luis e Irvin Gabriel Loera Medina, quienes fungían como inspectores de Autotransporte y mordieron el anzuelo, dejando al descubierto las tropelías que venían cometiendo contra los choferes del servicio público, llámense taxistas, cinqueros, etc., provocando su salida y la de don Edmundo, quien fue el que más perdió, pues don Antonio movió sus tentáculos para reacomodar a sus alfiles en la Dirección de Seguridad Pública en el departamento de asuntos sin importancia, pero, por si esto fuera poco, la flamante área de Descomunicación... Perdón, Comunicación social, intentó chamaquear a la prensa, y es que en boletín enviado sobre el relevo de la citada dirección cambiaron el nombre del nuevo director, pues pusieron Rafael Rosales Ramos, cuando en realidad es Jesús Rafael Rosales Arreola, quien es trabajador sindicalizado. Desafortunadamente los chicos de la flamante comunicación no contaban con la astucia de los subagentes, que llevan marcaje personal de todos y cada uno de sus protegidos, por lo que sería bueno que dejaran de esconder información, como en el caso de don Jesús, al que en vez de ayudarlo pasaron a perjudicarlo sacándole sus trapitos al sol nuevamente.

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