EDITORIAL

Libia y el gas del Mediterráneo, foco de tensión entre potencias (II)

GABRIEL MOYSSEN

Rencillas históricas. El trasfondo del conflicto se halla en la disputa por los recursos energéticos descubiertos y desarrollados en la región, agravada por rencillas históricas; en noviembre, Turquía también firmó un convenio con el GAN que estableció nuevos límites marítimos entre ambos países. El área que va del suroeste de Turquía al noroeste libio atraviesa una zona reivindicada por Grecia y Chipre, donde se alistan planes de un gasoducto que uniría sus yacimientos con los mercados europeos.

Ankara afirma que sus actividades de exploración de gas y perforación en aguas territoriales chipriotas son necesarias para garantizar que los ingresos por el combustible sean compartidos entre Nicosia y la República Turca del Norte de Chipre, que solo reconoce Turquía. La nación euroasiática fue marginada en 2019 del Foro de Gas del Mediterráneo Oriental, creado por Chipre, Grecia, Israel, Jordania, Palestina, Egipto e Italia.

En noviembre, Nicosia suscribió un acuerdo de extracción de gas por USD $9,000 millones con la firma israelí Delek, el gigante angloneerlandés Shell y Noble Energy, con sede en Estados Unidos, para desarrollar las considerables reservas marinas de la isla dividida. ExxonMobil y Qatar Petroleum también empezaron a trabajar para Chipre el año pasado, después de que Nicosia alcanzó un pacto para construir un gasoducto con Egipto, que descubrió un gran yacimiento en sus aguas.

Además, este mes Grecia, Israel y Chipre firmaron un convenio para el gasoducto de 2,000 kilómetros EastMed, que correría entre las reservas marinas de la Cuenca Levantina hebrea y Chipre, Creta y el territorio continental griego. El proyecto, con presupuesto de USD $6,000 millones, cubriría cerca de 10% de la demanda de gas natural de la Unión Europea y reduciría su dependencia de Rusia y la región del Cáucaso.

No obstante, Erdogan y el presidente de la autoproclamada República Turca del Norte de Chipre, Mustafa Akinci, han recalcado que ningún plan puede proceder sin consentimiento de sus países, al hacer notar que la ruta del EastMed es mucho más larga y cara que otras opciones.

Sumándose a la compleja lucha sobre quién venderá gas a la Unión Europea, la posición de Moscú sigue siendo poco clara debido a los múltiples intereses en juego. Pese a su apoyo a Haftar -desplegando en Libia a la compañía militar privada Wagner, por ejemplo-, Rusia comparte con Ankara el gasoducto TurkStream que va hacia el sur de Europa a través de Turquía, inaugurado el 8 de enero.

Aún más, Erdogan es un aliado de Rusia contra las sanciones de Estados Unidos y la Unión Europea, aunque la ayuda turca todavía es crucial para la supervivencia del último bastión rebelde en Idlib, Siria. De su lado, Nicosia concedió a la marina rusa acceso a sus puertos en 2015, y los rusos acaudalados históricamente han utilizado bancos chipriotas para lavar dinero y evadir las sanciones.

En Atenas, en tanto, expertos como Marios Evriviades, exdiplomático chipriota y asesor presidencial, han criticado la pasividad de Grecia ante la "propaganda cartográfica" de Turquía, destacando que Ankara ignora la zona económica exclusiva (ZEE) de las islas griegas en el Egeo y el Mediterráneo.

"Especialmente en el tema de las fronteras marítimas y la ZEE, Atenas se ha estado persiguiendo la cola por décadas en la creencia de que la agresión turca desaparecerá por un acto de magia", dijo Evriviades, citado por el blog Dances With Bears. La política helena, no obstante, podría estar cambiando: según una filtración, durante su reciente encuentro con el presidente estadounidense, Donald Trump, el primer ministro Kyriakos Mitsotakis afirmó que si la soberanía griega es desafiada, "responderemos militarmente".

Turquía y Libia tienen una vieja relación que se remonta al siglo XVI. La nación magrebí alguna vez fue conocida como la Tripolitania Otomana, desde 1551 hasta 1864 estuvo bajo el Imperio Otomano y fue su última provincia africana, al ser ocupada por Italia en 1912. Hoy, la devastación de Libia tras la intervención aliada para derrocar a Gaddafi está transformando al país en un campo de batalla para ambiciones extranjeras, incluyendo lo que los detractores de Turquía consideran "neo otomanismo".

En este marco, un análisis publicado por la agencia oficial Anadolu resalta que la "gran área de defensa de Turquía" se extiende "de Qatar a la capital libia de Trípoli, cruzando Chipre en el centro de la línea".

El análisis explica que Turquía necesita ampliar su línea geopolítica defensiva sobre una gran área, "en especial con la pugna global alcanzando dimensiones caóticas en todos los frentes. Esta gran área está formada en un extremo por la isla mediterránea de Creta y en el otro por el cuartel del Comando de la Fuerza Conjunta Combinada Turquía-Qatar frente al Estrecho de Ormuz en el Golfo Pérsico, que es cubierto por el mundo entero y particularmente por los mercados energéticos. En el extremo meridional se encuentra el Comando de la Fuerza de Tareas Turca Somalí en Mogadiscio, sobre la costa del Océano Índico".

Al enfatizar la frase "la potencia que domina el Mediterráneo domina tres continentes", el documento agrega que "este es el momento para una base turca en Libia", ubicada en el triángulo estratégico de Al Khoms-Zlitan-Misrata, un proyecto justificado, asegura, por la ofensiva de Haftar y el Memorándum de Entendimiento sobre Seguridad y Cooperación Militar entre Trípoli y Ankara.

Escrito en: Chipre,, gasoducto, Libia, Nicosia

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