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ALEJANDRO TOVAR

Antes presumíamos de un ojo extra, de una mirada lejana, una poderosa intuición, una actitud diferente, una ambición desmedida, con una facilidad para quedar en el sitio y tiempo precisos, atendiendo al consejo del ego y dándose algunos saltos al lago de la arrogancia. Hoy en día, solo escuchamos el melancólico viento del desierto pues nosotros, los de ayer, no somos ya los mismos.

Una de las leyes que rigen el mundo de los vampiros, es que solo pueden entrar en una casa si alguien les llama desde el interior y curiosamente, es lo que mucha gente hace al no considerar las recomendaciones de López-Gatell, pese a que el Covid 19 tiene una delantera experta y punzante, contra nuestra defensa, que no suele apretar los puños y vive en la dictadura de la incompetencia.

Somos y lo redescubrimos cada mañana, personajes prisioneros de sus sueños y de sus propios fantasmas, gente que por el tedio y monotonía, va perdiendo el espacio donde habitan las ilusiones, porque lo sugerente en el ambiente no es para nada halagador, por lo tanto, con la imaginación como máquina incansable, el hombre común se transforma en experto especulador.

Si piensa en futbol, el real, no el imaginario, en esa intención de la tv de alimentar al monstruo consumidor, concluye en que nada volverá a ser igual y que de la pandemia sigue la etapa de los cambios. Los jugadores no pueden pensar que van a seguir ganando igual, los dueños tienen que ingeniarse para idear convenios con planteles, técnicos y sponsors, porque no hay ingresos.

Si piensa en futbol, el real, no el imaginario, en esa intención de la tv de alimentar al monstruo consumidor, concluye en que nada volverá a ser igual y que de la pandemia sigue la etapa de los cambios. Los jugadores no pueden pensar que van a seguir ganando igual, los dueños tienen que ingeniarse para idear convenios con planteles, técnicos y sponsors, porque no hay ingresos.

Será como el cine mudo, que solo se atenía a la belleza de las damas de su tiempo y se regocijaba con el genio de Chaplin, capáz de hacer reír a cualquiera sin emitir palabras. El futbol es distinto, los jugadores son como la bestia erguida, de cornamenta maravilla y mirada dominante en el ruedo de la vida, con la tarde encima, con la sangre escapando, con una bravura que asusta.

Para que la gente regrese a las canchas hay una distancia larga, porque el miedo colectivo, el miedo a la muerte, hace que los especialistas no permitan la vuelta y si el querido deporte retorna, será para la tv, para la radio, para la imaginación y la vida en casa, como parte de una fiesta donde se va contra los héroes y villanos, porque los vampiros igual atacan a pobres que a pudientes.

Ante ese panorama, habrá cambios decisivos, acciones importantes de los dueños que modificarán el escenario, porque no se puede escapar de la realidad desoladora. Veremos futbol como mercancía en venta por tv, con ajustes por todos lados, donde el público solo juega de consumidor. En esta relación con la vida, el tiempo y el futbol, el virus nos cuenta la verdad.

Escrito en: solo, gente, futbol,, pueden

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