EDITORIAL

Retiro de tropas de EUA de Alemania amplía distanciamiento de aliados (I)

GABRIEL MOYSSEN

El retiro de fuerzas de Estados Unidos de Alemania anunciado por la administración Trump no solo ampliará el distanciamiento entre los aliados occidentales; también brindará a Berlín la oportunidad de seguir sus propios intereses estratégicos, a menudo opuestos a los de Washington.

El secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, señaló la semana pasada que el Pentágono planea retirar cerca de 12 mil efectivos de bases en Alemania. Alrededor de 5,400 serán enviados a otras naciones europeas como Italia y Bélgica, mientras que más de 6 mil regresarán a su país. Como parte de los cambios que involucran a 30% de sus 36,000 tropas en Alemania, el Comando Europeo de Estados Unidos y el Comando de Operaciones Especiales en Europa, con sede en Stuttgart, se establecerán en Mons, Bélgica. El Comando Africano también dejará la ciudad del suroeste alemán y evalúa opciones en otros puntos de Europa o de Estados Unidos.

Mientras que Esper explicó la histórica decisión como una medida que "de una forma fortalecerá a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, mejorará la disuasión a Rusia y tranquilizará a los aliados", la Casa Blanca reiteró sus críticas a la baja contribución alemana al gasto de seguridad de la OTAN.

"Alemania es morosa", afirmó el presidente Donald Trump al confirmar su mala relación personal con la canciller federal Angela Merkel. "Han estado sacando ventaja de Estados Unidos por 25 años, tanto en lo comercial como en lo militar. Así es que estamos reduciendo la fuerza porque no están pagando sus cuentas", agregó.

La mayor economía de Europa y la cuarta del mundo, Alemania gasta 1.36% de su Producto Interno Bruto (PIB) en defensa, en comparación al 3.42% de Washington. Después de la crisis de Crimea en 2014, los miembros de la OTAN acordaron incrementar su gasto anual a 2%, pero la meta de Berlín es llegar a 1.5% en 2024 y alcanzar esa cifra en 2030.

De acuerdo con el Instituto de Investigación de la Paz Internacional de Estocolmo, el presupuesto militar de Alemania aumentó el año pasado en 10% hasta USD $49.3 mil millones, el mayor incremento entre los 15 principales países en el tema. Irónicamente, Italia y Bélgica se ubican muy por debajo del 2%.

Como se esperaba, la mayoría de los germanos está a favor del plan de reducción. En una encuesta de YouGov, 47% afirmó que apoya disminuir el número de tropas de Estados Unidos; 28% consideró que debería permanecer igual y sólo 4% estuvo a favor de aumentarlo.

Sin embargo, las elites políticas y militares en ambos lados del Atlántico están indignadas, tachando al plan como un "regalo" para Rusia en palabras del senador republicano Mitt Romney. Sus esperanzas están puestas en la posible victoria del aspirante demócrata Joe Biden en las elecciones presidenciales de Estados Unidos en noviembre, así como en los meses necesarios para el retiro de tropas y equipo, incluyendo aeronaves de combate, tanques y artillería.

"Alemania es una plataforma que nos permite un reforzamiento rápido en Europa Oriental", resumió Ben Hodges, excomandante del Ejército de Estados Unidos en Europa en una entrevista con Deutsche Welle. "Nos da una plataforma para efectuar nuestra estrategia de seguridad nacional en África, Europa y Eurasia".

¿Síndrome de Estocolmo??El anuncio de Esper se produjo poco después de que cuatro estados federales de Alemania firmaron una carta pidiendo al Congreso estadounidense no permitir el reposicionamiento de fuerzas. Actualmente el Pentágono tiene cinco cuarteles en el país europeo y comunidades militares de Estados Unidos se han desarrollado en torno a ciudades germanas, contribuyendo a su economía.

Por el otro lado, nacionalistas alemanes llaman a aprovechar la oportunidad de avanzar una política exterior independiente sin las restricciones impuestas por la OTAN. Subrayan que los desacuerdos bilaterales no se limitan a la acritud entre Trump y Merkel, así como a los intentos atlantistas de erigirla como nueva lideresa del "mundo libre".

En la era de la posguerra, Alemania y Estados Unidos comenzaron a discrepar desde que el canciller federal germano occidental Willy Brandt promovió su Ostpolitik para mejores relaciones con el bloque soviético. Le siguió el movimiento antinuclear masivo que barrió Europa durante los 80 y el nuevo escenario global nacido tras la caída del Muro de Berlín.

Alemania no respaldó la Guerra del Golfo Pérsico encabezada por Estados Unidos en 1991, pero el distanciamiento en política exterior se hizo más evidente cuando tuvo lugar la invasión de Irak en 2003. Con el presidente francés Jacques Chirac, el canciller federal Gerhard Schroeder, precursor de la cooperación energética con Moscú, se opuso al ataque, al saber que desencadenaría años de inestabilidad regional.

Escrito en: Estados, Unidos, Europa, Alemania

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas