EDITORIAL

No sólo el poder está en disputa en el mundo

JORGE ALVAREZ FUENTES

A 75 años de la creación de las Naciones Unidas, en medio de la peor crisis internacional de la que se tenga noticia en los tiempos que corren, está en disputa el poder en el mundo, a escala global, con múltiples repercusiones regionales y locales. Procesos críticos diversos y complejos están ocurriendo al mismo tiempo, que amenazan con poner en riesgo tanto la paz y la seguridad internacional, como la sustentabilidad planetaria. En México, habrá consecuencias graves si se pierden de vista las profundas transformaciones que se registran en los escenarios mundiales y regionales, y no se comprende cabalmente lo que está sucediendo allende nuestras fronteras, en el entorno regional cercano, también en los ámbitos geográficos distantes, los cuales repercuten de manera directa, determinante -a veces brutal- sobre el acontecer nacional interno, al permanecer encerrados, consternados, por los impactos fatales de la pandemia, preocupados y hundidos en la gravísima crisis económica, expectantes y desconcertados ante la polarización política. El reciente video mensaje del Presidente de la República, al dar inicio la sesiones de la Asamblea General, careció inexplicablemente de propuestas y consideraciones de fondo y su presentación fue descuidado y lamentable; el Jefe de Estado perdió una oportunidad única para comunicar a sus homólogos el papel que México, incluido la actuación de su gobierno, está dispuesto a jugar, de manera activa y responsable, en estos momentos decisivos para el devenir de la humanidad.

Hoy está en quiebra el orden mundial surgido después de la caída del muro de Berlín en 1989. Se han acelerado y profundizado las disputas por la hegemonía tecnológica entre Estados Unidos y China, cuando está en curso más que una guerra comercial, de imposición de restricciones y aranceles. Ambas naciones están enfrascadas en una demostración de fuerza respecto de sus respectivos procesos de expansión económica, política y militar, a nivel global. Hay una batalla, en múltiples frentes, por una proyección hegemónica inédita entre las dos primeras economías del mundo, conjugándose la participación de una Rusia asertiva y una Unión Europea titubeante, en torno a la reordenación acelerada de la geoenergía, las capacidades para enfrentar con éxito lo que se prevé será una gran y prolongada depresión en el mundo, sin tampoco dejar de lado las tensiones y diferencias fronterizas y el desarrollo incontenible de nuevas capacidades ofensivas, de nuevas armas, incluidos los misiles hipersónicos. ¿Cuál será el futuro del poder global, de la gobernanza mundial, que se ha agravado por la falta de liderazgos fincados en valores humanos o la falaz alternativa de los populistas? ¿La nueva guerra fría entre EUA y China es, en efecto, una amenaza para la paz mundial? ¿Las relaciones entre China y la India, entre Estados Unidos e Irán, entre la India y Pakistán serán en el porvenir relaciones de confrontación o de colaboración? ¿Cómo van a evolucionar los escenarios en la península coreana? Estas y otras interrogantes similares, no son preguntas académicas o de interés retórico para México. No lo serán cuando el representante permanente de México se encuentre, en pocas semanas, sentado en la mesa del Consejo de Seguridad y tenga que debatir, deliberar, decidir el sentido de su voto y asumir las consecuencias de tomar posición respecto de varios escenarios de conflicto, al que esta semana se han venido agregar los choques armados entre Armenia y Azerbaiyán, que desde los años noventa, se han enfrentado por la región fronteriza de Nagorno - Karabaj.

La pandemia del COVID-19 ha venido a acelerar y exacerbar la notoria incertidumbre en las relaciones internacionales contemporáneas, haciendo evidente el fracaso del liderazgo de Occidente, con los Estados Unidos a la cabeza. El orden global está inmerso en una grave crisis y la mera posibilidad de que Donald Trump se reelija por 4 años más, pone de manifiesto la gravedad del extravío y la peligrosa fragmentación y pendiente de confrontación de los asuntos globales que experimentamos ahora. Para un país como México, no será tarea fácil, que pueda fincarse en declaraciones, manejarse con solvencia y visión en los asuntos globales, cuando nuestro vecino, al que está irremisiblemente unido nuestro destino como nación, se conduce como la superpotencia tradicional que ha perdido el rumbo, frente a una superpotencia despótica en ascenso, como China, con debilidades innegables.

Precisamente en estos tiempos de gran incertidumbre, amenazas y conflictos, continúa imparable la pérdida de la biodiversidad, la transformación, degradación y fragmentación de los ecosistemas naturales, los cuales registran una dramática reducción de su capacidad para disminuir y mitigar los impactos de los gases de efecto invernadero, a causa de la acción humana. Y no se trata de una coincidencia o una mera casualidad, como hemos insistido en entregas recientes, en esta columna. El Secretario General de Naciones Unidas destacaba que: "el mundo tiene demasiados desafíos multilaterales y un déficit de soluciones… Se avecina una calamidad climática, la biodiversidad se viene abajo, aumenta la pobreza, se propaga el odio, escalan las tensiones geopolíticas, las armas nucleares siguen alertas … si bien las tecnologías han abierto nuevas oportunidades, también han generado nuevas amenazas". Tampoco omitió subrayar que la desigualdad entre los géneros sigue siendo el principal reto a los derechos humanos en todo el mundo. El millón de muertos causados por la pandemia en el mundo debiera constituir un terrible indicador y acicate para superar, juntos, "la mala hora" que parece campear, sin remedio, en nuestros días.

@JAlvarezFuentes

Escrito en: nuevas, mundo, mundo,, escenarios

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