Si Sor Juana, a causa de que no pudo
pasar por la Universidad, hubiera pensado que le era imposible escribir una
gran obra, la idea le habría arrebatado la posibilidad de construirla.
En la
idea de imposible está engendrado el
fracaso. Por supuesto, existen verdaderos imposibles, pero los que se califican así, sólo para de manera hiperbólica señalarlos como arrolladoramente difíciles, no arredran a los arrojados y sí frustran a los pusilánimes.
La máxima que da tema a este comentario es parte de uno de los parlamentos de La, en el poema teatral con
el que la Décima Musa celebra el cumpleaños de la condesa de Galve, virreina de la Nueva España.
El nombre de
La se debe a que, aparte de Música y
Coros, los personajes de la obra, “las
seis voces son, que tan usadas / escala
de Aretino son llamadas”.
Como se percibe, el poema es de tema musical.
Los otros personajes-alegoría de las notas
son Ut, Re, Mi, Fa y Sol. La escala musical de Aretino, como lo dice La Americana Fénix en los versos arriba citados, es constituida sólo por seis notas.
Volviendo a la máxima del tema, recordemos que la poeta de Nepantla era
fiel a la tendencia de la literatura de su
tiempo –nutrida por los clásicos griegos y romanos– y por ello tachonaba su
obra de expresiones como sentencias,
aforismos, paremias que pretendían
enseñar, ser breves lecciones que ayudarían a orientar o reorientar la conducta de lectores y escuchas –en el caso de lectura de poemas en voz alta y
obras de teatro puestas en escena–.
Por
ello, Sor Juana dice: “en la idea / de imposible se quita / lo que se intenta”