Demuestran amor en línea

Pedro mira ansioso su celular. Hace unos minutos le envió un mensaje a su novia y ella lo vio, pero no le ha respondido.

"Sólo quiero saber que está bien, que no le ha pasado nada, es por seguridad", dice el joven, y sonríe cuando escucha que tiene una nueva notificación.

Los teléfonos inteligentes, tablets, laptops, han llegado para quedarse y están al alcance prácticamente de cualquiera, pero lo que inició como un deseo de estar en contacto se ha convertido en una necesidad de saber de todo al momento.

Salir de casa sin llevar el celular significa no estar localizable y este es un lujo que la mayoría de la gente ya no se puede dar. El contacto es permanente, los sistemas de GPS indican el lugar preciso en donde se ubican y las redes sociales informan sobre lo qué se hace o incluso lo qué se piensa.

La tecnología conlleva múltiples ventajas que van desde la comunicación diaria y a bajo costo entre la familia, la pareja y los amigos, pero también implica riesgos cuando se le da un uso excesivo y se llega a extremos como el aislamiento.

En el campo de la psicología se advierten conflictos derivados del uso continuo de los dispositivos como la pérdida de la cercanía, de la intimidad, del contacto con el otro y finalmente, de las relaciones.

"Las relaciones han cambiado a partir del uso de las redes sociales, el tipo de comunicación no es tan profunda, es más rápida, sencilla, entonces se confunden temas de intimidad y compromiso", explicó Antonio Miranda, psicólogo.

Sin embargo, indicó que la falta de comunicación cara a cara se presta para enviar mensajes que no son del todo reales, de aparentar.

Señaló que las redes sociales han resultado muy benéficas para amistades que se reencuentran después de años, pero expresó que esto suele confundirse con un grado de aceptación, como si tener muchos "amigos" en las redes significara tenerlos en la vida real, cuando no es así.

En el caso de las relaciones de pareja, las redes facilitan la comunicación, pero propicia relaciones "light", indicó Miranda, al grado de que hay gente que puede desenvolverse de una forma en internet y de otra muy distinta en la realidad.

"No se trata de eliminar las redes sociales, sino de tener también relaciones íntimas y cercanas con la gente cara a cara, pero esto es algo que se va evitando cada vez más", expuso el psicólogo, "regalarse flores, abrazarse, besarse, verse, eso fortalece mucho la relación, la intimidad, el compromiso, parte del conocimiento".

Consideró que factores importantes para la relación de pareja son la paciencia y la confianza.

"Yo le puedo marcar a mi pareja y si no me responde, yo debo estar consciente de que cuando pueda me regresará la llamada, entonces las redes no han provocado problemas en las parejas, sino que han evidenciado los que ya había: Los celos, la necesidad de atención inmediata, el control del otro disfrazado de protección", comentó.

"La red social no es la culpable de la falta de confianza y paciencia, es el principio del placer, donde quiero todo rápido e inmediatamente", dijo Miranda.

El acaparamiento de la atención de las personas hacia sus teléfonos móviles, tablets, computadoras, o cualquier otro dispositivo con internet, representa un nuevo paradigma para la comunicación, donde se requiere tener claros los tiempos y momentos.

Esto no es exclusivo de los jóvenes. Es común observar, en un restaurante, mesas donde cada uno de los amigos está más al pendiente de los mensajes en su dispositivo que de la charla frente a frente.

La convivencia ha cambiado. La regla es encontrar los espacios y los tiempos para todo, y sobre todo, encontrar un balance.

Para los jóvenes, esto ya es algo sumamente natural. Limitar la comunicación solamente a redes sociales significa un riesgo que puede llevar a una demagogia personal, al no tener justamente esa perspectiva humana, ese contacto que también es muy importante.

En relaciones interpersonales de amistad, ésta se afianza mucho más, a través del uso de medios digitales por el nivel de comunicación que se puede alcanzar a través de los dispositivos y las tecnologías. Sin embargo, en ámbitos más cerrados, como la familia o la pareja, estos círculos se pueden separar.

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