Un tema que habrá disfrutado mucho Sor Juana al tratarlo es el de esta loa, ya que su gran pasión fue el estudio.
En muchos lugares del conjunto de su obra se refiere a su casi febril gusto por estudiar mismo que quizá le causó más disgustos que satisfacciones. Pero estudiaba sola.
Apenas de niña le enseñó a leer una anciana y ya mayor recibió nada más de un maestro escasas lecciones de latín.
Así que más bien la erudita y gran poeta es autodidacta. Sor Juana no deja de mencionar su autodidactismo en distintas ocasiones. Por ello sabía lo que decía al articular su proverbio de que “el estudio hace propio / el entendimiento ajeno”.
Es de total transparencia la máxima sorjuanina ahora comentada. Con “el entendimiento ajeno” La Fénix Americana está nombrando la inteligencia de quienes han manifestado su saber de modo que después de expuesto resulta disponible para otros como objeto de estudio.
Sin duda, al concebir el proverbio la Décima Musa tenía en mente los libros. Quien se pone a observar el “entendimiento ajeno” impreso, contenido en las páginas de un volumen, por necesidad se lo apropia.
Ese sencillo mecanismo es el que ha servido para que el conocimiento originado en un lugar y en un tiempo se divulgue por todas las geografías y todos los futuros.
Se puede repetir como estribillo: “el estudio hace propio / el entendimiento ajeno”.
Quien estudia en los libros se apropia el conocimiento producido por otros. La idea aparece en el parlamento que dice Ciencia, personaje alegórico de la loa que la monja de Nepantla dedica en su cumpleaños a fray Diego Velázquez de la Cadena.
Lo que el personaje Ciencia afirma de sí es que, tal como el entendimiento, ella es hija del pensamiento y del “prado ameno” del estudio. Por todo ello, Sor Juana dice: “el estudio hace propio / el entendimiento ajeno”.