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Dichos de Sor Juana

Mal puede hallar piedad quien siempre piedad le falta

SAÚL ROSALES

En la oscuridad de la noche y de los enredos que trama Sor Juana para entretener a los espectadores –o lectores– de su comedia Los empeños de una casa, don Juan, pretendiente de doña Ana, cree que la mujer que le huye es su pretendida, cuando en realidad es doña Leonor (protagonista de la obra).

Leonor, pues, le huye. El le dice: “¿Qué harás de quien te aborrece / si así a quien te adora tratas?” Ella le explica que no es la mujer a quien busca. Don Juan no atiende la aclaración y se exaspera por la resistencia de la que supone es Ana. Con palabras airadas la coge de un brazo. Ella grita solicitando ayuda. Y don Juan le reprocha: “En vano a los cielos llamas / que mal puede hallar piedad / quien siempre piedad le falta”.

La sentencia espetada por don Juan puede ser considerada desde los extremos del relativismo de la moral. Quienes actúan mal en hechos en que vendría al caso la piedad, por una parte podrían ser objeto del beneficio del perdón; por otra, estarían expuestos al castigo. Desde la moral que proponen algunas religiones el perdón sería la reacción ante el mal; desde la justicia elemental el mal provocaría la reacción de una pena proporcional.

En la dramática escena concebida por la Décima Musa paradójicamente es don Juan el que se siente agraviado y actúa con violencia verbal y física contra la mujer que cree que es Ana. Sin embargo, desde el supuesto agravio, es él quien emite la sentencia que en la vida real puede llevar a los dos extremos mencionados del perdón o la aplicación de una pena justiciera. En la circunstancia propicia, cada quien podría decir lo que dice Sor Juana: “mal puede hallar piedad / quien siempre piedad le falta”.

Escrito en: Dichos de Sor Juana quien, Juan, piedad, mujer

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