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Sabor de engaño

Al Larguero

ALEJANDRO TOVAR

De pronto, el futbol te provoca hastío. Quizá por ser tanta la oferta, de exhibición, no de calidad. Se publicita al clásico mexicano como si los dioses fueran a jugar y no los simples humanos tan complejos y tan discutidos que pocos los pueden entender en esta etapa donde la gente arrastra ansiedad social y depresión. Por ello confía en una promesa que luego resulta fallida. 

El arbitraje juega con los intereses comerciales, o a favor de ellos. Se extravían las tarjetas o se ocultan para no limitar el supuesto gran espectáculo, aunque los protagonistas lo merezcan. Chicote casi rompe a Jorge y Ponce emula al Espanto agrediendo al Santo (Henry Martín) sin que Ramos ejecute. Y en el resto, los silbantes se escudan en el VAR en vez de tomar sus decisiones.

Es un show donde los medios deciden que hay un gran partido que solo ellos imaginan, donde la evidencia del video no engaña pero la tendencia es ser cazadores de ilusiones, de sueños. Es de alguna forma la idea de querer manipular y de algún modo, es burlarse de la inteligencia popular. Y al final, jugadores y técnicos completan la novela, aportando justificaciones, dudas y engaños.

En casa, nuestra gente ve que cada vez hay más socios activos en el sindicato de hombres con ojos tristes. Culpan a Gibrán y dudan de Almada. En realidad, deben mirar hacia los dirigentes que se llevaron a Furch y trajeron a Jeraldino e Ibargüen, que hacen reuniones selectas con medios de su simpatía y extienden razones que no caben. Rayados se llevó los puntos porque tiene jugadores resolutivos. Porque Campos dejó libre a Meza y porque Gorriarán perdió de vista a Duván. Almada tiene un plantel mínimo con varios jugadores fuera de forma. Él no puede entrar a cabecear.

El verdadero circo emotivo están solo dos pasos adelante en la tv, porque la serie de Yankees en Boston fue maravillosa. El domingo, parecía enterrado con errores increíbles de LeMahieu y Gallo que lo pusieron en la lona. Cuando vino Ottavino para relevar cuidó sobremanera a Judge pero no pudo impedir el yerro de Bobby Dalbec que no pudo tomar el foul frente a su dugout. De ahí vino el doblete entre dos que definió el rumbo. El juez y capitán en su rol de liderazgo.

Los viejos fans recordamos ahí mismo al short stop Bucky Dent (69) que el 16 de septiembre de 1978 en la novena entrada nos hizo felices metiendo la pelota arriba del monstruo verde en Fenway Park, para el triunfo 32 y dejar fuera a Red Sox. Ahí enfila Yankees a ganar la Serie Mundial a Dodgers. Dent fue el MVP con diez hits en 24 turnos, con siete impulsadas. Histórico.

Dicen que la tropa hace al comandante y los Yankees revivieron a Aaron Boone con seis triunfos al hilo pero contando con el monstruo reciclado que es Giancarlo Stanton con un jonrón panorámico el sábado, con las bases llenas y otro anteayer, descomunal. En ambos casos, sacándola del parque. Y después un espacio con locutores muy capaces, videos actuales y viejos, entrevistas y humor. Periodismo, espectáculo, diversión real. Como dice el rapero que inunda la radio “Que le den cumbia a la gente y también un poquito de aguardiente”.

Escrito en: gente, jugadores, Yankees, solo

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