EDITORIAL

El semáforo verde y los alucines de la COVID-19

DOBLE FONDO

JUAN PABLO BECERRA

No juguemos con la COVID-19, no seamos temerarios ahora, durante el semáforo verde, para no padecer lo de Lino.

A finales de marzo de este año, cuando lo entrevisté, Lino Gerardo San Juan García era un paciente que se rehabilitaba en el CRIT de Teletón. El técnico ortopedista era atendido ahí por especialistas, ya que padecía síndrome post COVID, o long COVID, como le llaman los estadounidenses a las secuelas de la enfermedad provocada por el virus SARS-CoV-2, y todavía no recuperaba plenamente su capacidad pulmonar. Lino me contó del infierno que vivió durante su enfermedad, pero también me narró la pesadilla de las secuelas que lo atormentaron.

Ahora que pasamos a semáforo verde en el Valle de México, y que brotará un gran libertinaje sanitario, comprensible porque todos queremos volver a una normalidad que ya no existe, de verdad que no deberíamos descuidarnos. Deberíamos vernos en el espejo de Lino…

Hace poco más de un año, el sábado 26 de septiembre en la noche, lo internaron en un hospital de Milpa Alta. Saturaba 50%. Estaba grave.

-Sentía mucha angustia por la desesperación de no poder respirar…

Respirar. Eso que es algo tan natural, se le volvió una proeza a cada minuto. A cada instante. Por eso lo intubaron durante un mes.

-Ni me enteré. Fue hasta que me desperté y que empezaron a platicar las enfermeras que yo era un sobreviviente del COVID. El problema fue muy-muy drástico. Te ataca el páncreas, corazón, riñones, pulmones, todo-todo. Te va acabando…

-Renaciste…

-Sí, gracias a Dios.

Pero… le faltaba sufrir otra pesadilla.

-Cuando me desintubaron no tenía fuerzas ni para comer (simula que se lleva una cuchara a la boca). No podía llevarme la comida a la boca. No puede uno ni alzar la cuchara. Todo se me caía. Temblaba. No tenía nada de fuerzas.

-¿Ni para la cuchara?

-No, ni para la cuchara. Y muchas veces, ya llegando lo que me iba a comer a la boca, se me caía.

-¿Así de débil?

-Sí, así de débil.

-¿Y qué sentías?

-Desesperación. Yo con hambre y sin poder comer. Las enfermeras muy lindas me daban de comer y me leían cartas que me mandaban mis hijos (se le nublan un poco los ojos). Y no podía caminar, los músculos se contrajeron, estaban muy flácidos, y yo que tengo discapacidad (hace muchos años Lino perdió una pierna en un accidente automovilístico)… Cuando llegué a la casa estaba súper débil, acostado todo el tiempo. Ni para poderme sentar. Me sofocaba por lo mismo de la saturación. Sin fuerzas para pararme.

Regresa Lino al averno de la hospitalización:

-¿Podías dormir?

-No, al principio no, porque de verdad que del hospital salí yo muy asustado, por ver tantas personas que fallecieron. Lo que más me afectó es que todo el mes estuve con temperatura de 40 y 40 y 40. Yo ya deliraba y veía muchas cosas que no eran reales.

-¿Alucinabas ahí adentro del hospital?

-Sí.

-¿Qué veías, o qué?

-Yo escuchaba y… como que percibía que ahí adentro golpeaban a la gente. Golpeaban a la gente y ahí mismo las quemaban. Ya deliraba mucho.

-Como una pesadilla…

-Sí. Y le platico a mi esposa que, todas las personas que oraban aquí afuera, y que pedían por mí, todo eso yo lo veía…

-¿Cómo? ¿Lo percibía desde el hospital?

Asiente. Las ganas de vivir que tenía. Pero faltaban los alucines:

-Sí. Lo veía y lo sentía.

-En el corazón…

-En todo: en el corazón y en la mente. Yo los veía conmigo.

-¿En algún momento pensó algo así como "ya, ya, ahí muere"?

-¿Qué cree? Al final sí, por tanto delirio que tenía. Me sentía como culpable porque deliraba que había muchas muertes allá adentro en el hospital, y todas esas personas eran familiares de ella (de su esposa, a quien señala), que se peleaban en el hospital cuando me iban a ver y que los mataban y quemaban. Lo primero que hice al salir fue preguntar por ellos… -dice con ojos enrojecidos. Hubo como tres veces que yo sentí que ya no, que ya no se podía porque era demasiado. El corazón se me iba bajando-bajando-bajando y me perdía, me quedaba dormido…

No juguemos con la COVID, no seamos temerarios ahora, durante el semáforo verde, para no padecer lo de Lino. O algo peor…

Correo: [email protected]

Twitter: @jpbecerraacosta

Escrito en: Lino, durante, semáforo, personas

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