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Música y feminidad en el cine de Marcelino Islas Hernández

Tras presentarse en Guadalajara, la cinta cruzó el océano Atlántico para ser proyectada en el Festival Internacional de Roma

Música y feminidad en el cine de Marcelino Islas Hernández

Música y feminidad en el cine de Marcelino Islas Hernández

SAÚL RODRÍGUEZ

Una historia de amor entre dos adolescentes que se desarrolla en 1994, año que marcó a la generación del cineasta mexicano Marcelino Islas, da pie a la película Mi novia es la revolución (2021), la cuarta en la filmografía del director y la cual tiene un valor especial, pues su hija, Sofía Islas, es quien da vida a la protagonista.

Sofía (Sofía Islas) está por cumplir quince años, pero se niega a tener fiesta. Yace en pleno conflicto emocional, pues acaba de mudarse tras el divorcio de sus padres. Ahora vive con su madre y su hermana menor e intenta evadirse escuchando la música de una cantante pop de la época. Su vida es bastión de monotonía hasta que conoce a Eva (Ana Valeria Becerril), una chica rebelde que le mostrará un nuevo mundo ambientado en la música rock.

“Para mí y para toda mi generación es un periodo bien importante porque alcanzamos a vivir el México que estaba antes del Tratado Libre de Comercio (TLC), antes de Colosio, del EZLN, como momentos muy importantes. Por eso elegí que ese año (1994) fuera el escenario de esta revolución que también vive Sofy, el personaje principal. Y pues regresar un poco a mi adolescencia, era un poco la idea”, comentó en entrevista el director Marcelino Islas, tras la proyección de la cinta en la última edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG).

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Música y aislamiento

Factor importante en esta propuesta fílmica es la música, esencial para Islas, pues funge también como herramienta para la construcción psicológica de sus personajes. Debido a su edad, la música representa la energía que poseen Sofía y Eva.

“Particularmente, creo que en la adolescencia la música es bien importante y te define. El hecho fue conseguir canciones que sonaran a 1994, a pesar de que no fueran bandas de ese año. Creo que se consigue un sonido particular de la época y creo que funciona bien. En el momento en que sale No Somos Marineros, que es el último toquín que aparece, se me hace bien potente y que acompaña muy bien la emoción de Sofía, como este desfogue que tiene el personaje”.

Otro tema está presente en la filmografía de Islas es el aislamiento. La música es refugio, pero a la vez brinda ventanas para contemplar el mundo. En Mi novia es la revolución, el aspecto musical supone un puente para conectar con el exterior.

“Empezamos con Sofy escuchando a una cantante que nos inventamos tipo Fey, con una canción bien pegajosa que Torre Blanca hizo para eso. Y creo que es bien interesante ver cómo con la música Sofy se va desarrollando. De repente descubre otros sonidos que le rompen la cabeza y la destrozan, entonces tiene que volver a construirse y es muy bonito ver cómo la música va acompañando ese proceso. El cambio musical ayuda también al personaje a encontrarse a ella misma”.

La música también es el puente para la llegada de Eva a la vida de Sofía, pues representa todo lo que ella y su familia no son. Esto rompe por completo a Sofía y le insta a abrazar la identidad de Eva, para después apropiársela y volverla suya.

“Y la música funciona así. Creo que todos tuvimos una Eva en nuestra vida, que puede ser una mujer o un hombre, puede ser cualquier cosa, una banda, y lo tienes y dice: ‘¿Qué es esto?’. Y eso era lo que queríamos representar en la película”.

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Abordar lo femenino

Los personajes femeninos son también una constante en la obra de Islas. La feminidad le ha significado motivo de reflexión durante los últimos años, en gran parte tras la efervescencia que ha tenido el feminismo. Comenta que este pensamiento sucede de manera automática, pues nunca ha tenido la intención de abordar un barco ajeno, sino que la presencia data desde que filmó Martha (2010), su primera película.

“Creo que parte un poco de la observación. Crecí con mi mamá y mi hermana, ahora con Sofy, con su hermana y Aida, siempre estoy rodeado de esta feminidad que observo y de esta observación viene este reflejo. También creo que en estos años he logrado encontrar que me siento muy identificado con la sensibilidad femenina. Toda esta apertura me ha ayudado para poder ir entrando ahí también”.

Esta apertura fue la que también le permitió dirigir a su propia hija en su debut en cine. La idea de incluirla en el reparto surgió tras la fiesta de quince años de una amiga de Sofía Islas, en la que ver a los padres presentar a la quinceañera le movió fibras emocionales.

“Le dije: ‘¡Quiero hacer eso! Quiero hacerte una cartita de amor y quiero que veas todo lo que eres capaz de hacer’. A mí me gusta muchísimo la actuación que tiene Sofía en la película, creo que le va a ir muy bien con este personaje y me siento muy orgulloso, muy privilegiado de poder acompañarla en este proceso”.

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Interpretar a Eva

Por su parte, la actriz Ana Valeria Becerril también compartió la experiencia de ser dirigida por Islas en esta película. Es ella quien encarna la rebeldía de Eva, un personaje que la sacó de su zona de confort y le permitió afrontar un nuevo reto en su carrera.

“Si bien Eva tiene la función en las películas de Marcelino, de ser el personaje que ponga en conflicto al personaje principal, que la confronte y que por las buenas o por las malas salga de la crisis en la que está en ese momento, queríamos que esta Eva, al ser la historia de dos adolescentes fuera una niña torbellino, que fuera revolución”, comentó la actriz ganadora del Premio Ariel a Mejor Revelación Femenina en 2018.

Becerril no trató de maquillar a Eva, pues se trata de un personaje con naturaleza cruel, que desde su trinchera emocional también se desarrolla hasta abandonar a la protagonista. Esto causa una retrospectiva en la actriz, cuestiones sobre de dónde provenía la actitud del personaje. A Becerril le funciona trabajar un pasado a sus papeles, un contexto que no necesariamente tiene que verse en pantalla.

“Me agrada haberme encontrado con un personaje que por primera vez no comparte nada conmigo. Eso es bien padre, salir de tu zona de confort y tener que habitar una piel que no entiendes. Hacer todo ese trabajo fue bien divertido porque tuve que ver un montón de películas, de referencias, de pensar en gente que he conocido. Y también fue permitirme mi parte anarquista, mi parte revolucionaria”.

Tras presentarse en Guadalajara, la cinta cruzó el océano Atlántico para ser proyectada en el Festival Internacional de Cine de Roma, el cual finalizará el próximo domingo 24 de octubre. En noviembre estará en Melburne y se tiene contemplado que sea incluida en algunas plataformas, pues al igual que su protagonista, la máxima revolución que puede experimentar la película es crecer.

Escrito en: Cinematografía Cine mexicano Mi novia es la revolución Marcelino Islas Hernández música, personaje, pues, tiene

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