Don Pedro Ríos Luna y la terapia de pintar cuadros

Don Pedro Ríos Luna carga un conjunto de cuadros. Son obras realizadas por él mismo.“Toda mi vida he sido aficionado a la pintura, sigo pintando cada día”.

Originario de Nazas, Durango, desde la escuela (estudió hasta el nivel primaria) se interesó por el dibujo, paisajes, retratos plasmados en distintas superficies como lienzos, papel o cartulina.

Verónica Castro, Lucía Méndez, Pedro Infante y una Virgen de Guadalupe al óleo pintada en 1977 son parte de la colección que ha traído a las instalaciones de El Siglo. En otra sección, Cantinflas y Beethoven aparecen dibujados a lápiz. Las obras son fruto del trabajo que realiza en casa, en un espacio que supone su refugio y nicho de creación en la colonia Revolución de Gómez Palacio.

“Es una terapia para mí. Es mi modo de pasar el rato, entreteniéndome. Nunca he pintado por lucro. He regalado muchos cuadros a amistades. A uno le regalé un cuadro de Agustín Lara y a otro uno de Javier Solís”.

A pesar de su optimismo, don Pedro aún siente dolor en una herida. En los años sesenta se le escapó la oportunidad de especializarse en el área de artes, pero al estar casado decidieron otorgarle el apoyo a alguien más. Aunque ostenta el logro de haber ganado un concurso de pintura en la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED).

Por eso ha mantenido vínculo con las expresiones artísticas. Además de pintor, también es músico, toca la trompeta y en su juventud realizó giras en diversas partes de Chihuahua, Acapulco e incluso Los Ángeles. A sus 85 años continúa derrochando talento en lienzos.