EDITORIAL

Nueces del 2021

JESÚS SILVA

En su libro más reciente, el politólogo Jan-Werner Müller hace un diagrama de la infraestructura de la democracia. A los valores tradicionales de la libertad y de la igualdad, el estudioso del populismo agrega la experiencia de la incertidumbre. No es particularmente novedoso lo que dice, pero su énfasis es útil en estos tiempos: la democracia es un juego de posibilidades abiertas o no es nada. Afianzar con las armas la definitividad de política expresa el impulso autoritario más grotesco: un intento de incautar militarmente el futuro.

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El relevo en Alemania significa un cambio de era en la política europea y mundial. Allá se desenvolvió, en largos meses del 2021, la más tersa de las alternancias. Un cambio de estafeta, un relevo de partidos que ofrece, apenas, un cambio de matiz. En un tiempo que premia la teatralización por encima de la eficacia, el relevo alemán muestra la sobrevivencia de un centro que no es indefinición sino empeño en una gestión competente. La excitación, nos recuerdan los pragmáticos, no ha de buscarse en la política sino en otros territorios. El anticarisma no será un producto alemán muy exportable, pero me sigue pareciendo ejemplar. La revista Der Spiegel describía al sucesor de Merkel como un político decidido a copiar hasta en los gestos a quien era, simultáneamente, su jefa y su contrincante. Se trata de un político que "piensa bien pero que comunica mal."

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Al inventario nacional de lo militarizado que levanta el CIDE deberíamos agregar el inventario nacional de lo destruido. En las ruinas que ha producido afanosamente este régimen está su trofeo. Por eso el tono de ese recuento habrá de ser, necesariamente, elegíaco. Tres líneas de un réquiem del poeta inglés James Fenton bastarían para fijar la atmósfera:

No es lo que ellos construyeron. Es lo que demolieron.

No son las casas. Son los espacios entre las casas.

No son las calles que existen. Son las calles que han dejado de existir.

Es necesario sudar el populismo, escribía hace poco Joaquín Villalobos en El país. Sacando lecciones de Venezuela, el salvadoreño sugería aprender de los errores de la oposición. El más costoso entre ellos es la impaciencia. "El populismo es una venganza." Polarizando, niega el diálogo para atizar el conflicto sabe gestionar como nadie. La trampa que nos tiende es que nos llama a enfrentarlo en su cancha. "Al populismo es mejor sudarlo, tener paciencia, evitar la tentación de los iluminados que no saben esperar." La tarea no es noquear al enemigo sino restablecer la tolerancia. Esto puede parecer algo demasiado complicado y lento, pero, como bien dice Villalobos, es la única forma de madurar democráticamente.

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En Ser liberal, su entusiasta caminata por las ideas clave del liberalismo, Federico Reyes Heroles recupera la advertencia de Ernst Bloch. Si la desesperanza es insoportable, también debemos combatir eso que él llama "esperanza lisonjera y perversa." La esperanza concreta es la chispa viva de la historia. Por eso mismo hay que cuidarla y combatir el engaño del esplendor futuro. "La esperanza fraudulenta es uno de los mayores malhechores y enervantes del género humano."

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El imperio del capricho no solamente nulifica a la administración. Termina imponiendo un régimen de indignidad. No hay planeación, alegato, regla o consejo que valga. Solo cuenta ese antojo que no necesita argumento. El decoro es inviable. Por eso resulta aleccionador el aborto de un nombramiento para el Banco de México. El hombre que soportó en silencio todas las ofensas, pero en un momento se atrevió a pensar por sí mismo, terminó defenestrado antes de que su postulación se analizara en el Senado. Cuando cayó de la gracia del supremo, fue simplemente borrado. La nueva gobernadora se comprometió con la autonomía del Banco. de la mano del secretario de hacienda.

Escrito en: política, relevo, cambio, sino

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