Según explico el director de Salud Pública, Luis Alfonso Carrillo González, las vacunas no tienen una acción directa de toxicidad sobre las fibras cardíacas, es decir, existen efectos secundarios que pueden presentarse en forma general como una reacción de las defensas del cuerpo. “Existe en ocasiones agravamiento de enfermedades existentes pero una relación o acción directa entre vacunas e infartos, no se ha registrado ni reportado”, afirmó.

Sostuvo que hay temporadas en las cuales se aumenta el número de infartos, los cuales están relacionados con el cambio de clima, de movilidad en las personas, y actualmente estamos saliendo del problema de vías respiratorias, y vamos a entrar a otro tipo de problemas donde se va a hacer más notorio las enfermedades metabólicas que son aquellas que tienen que ver con el azúcar, presión, ácido úrico, las enfermedades gastrointestinales que tienen que ver con la alimentación, y las enfermedades por la movilidad.

“Entonces es probable que tenga más que ver con factores sociales, psicológicos, de descontrol de enfermedades que ya se tenían previamente, más que en relación a las vacunas”, concluyó.