Han atendido alrededor de 4 mil 500 migrantes en Casa de mi Padre en Morelos

En vísperas de cumplir un mes de abrir las puertas del templo La Casa de mi Padre, de la Iglesia Metodista, para atender a la población migrante en tránsito hacia los Estados Unidos por territorio coahuilense; suman alrededor de cuatro mil 500 las personas que han recibido atención en dicho lugar.

“Bastante gente, se hacía el conteo, más o menos entre tres mil 500 a cuatro mil 500 personas”, fue lo que comentó el Santos Elías Casanova, pastor de la Casa de mi Padre que se localiza a un costado de la carretera federal 57, en su tramo Allende-Nava, pero que pertenece al municipio de Morelos.

Recordó que, desde la noche del pasado martes 14 de junio del año en curso se habilitó como refugio para migrantes, al ver la necesidad e inició con la atención a uno de los inmigrantes y, a partir de allí se inició la atención a quienes transitaban por la carretera federal número 57; donde se les brindó amor para atender sus necesidades de bebida, comida, abrigo.

“Y sobre todo, las heridas de sus pies que fueron curadas con amor, sus ampollas. Allí empezó todo, ellos empezaron a decir a otros que aquí había algo de refugio; esas personas se quedaron cinco días, eran cinco migrantes”, recordó el pastor Santos Elías Casanova.

Refirió que, en promedio, atienden a 200 personas migrantes por día, estableciendo que para ello empiezan a trabajar desde las cinco de la mañana y hasta las dos de la mañana; aunque recuerda que el viernes 24 de junio fue el día en que se atendió aproximadamente a 950 personas migrantes.

“Fueron 950 personas. Teníamos 170 y nos ayudaron a sacarlas para hacer el aseo. Vinieron trocas de Protección Civil y los llevaron a Piedras Negras, gratuitamente y aquí estuvieron ayudándonos personas a asear y cuando empezaron a llegar las camionetas como a las dos horas, a dejar gente y más gente con niños y cuando llegó la caravana, casi estábamos completamente llenos, entraron y se uso todo el templo”, indicó el pastor.

También refirió que los migrantes llegan, descansan y una vez que descansan, se les invita a un baño o si traen mucha hambre, primero comen y luego pasan al baño; pero antes de pasar al baño van a un área de ropa, donde encuentran ropa limpia, usada pero limpia, mientras que la ropa sucia la dejan y las hermanas de la iglesia la lavan y así están proveyendo de esa manera a los que vienen atrás.

“Ellos se abastecen, se bañan y si ya están bañados, pasan al área del dormitorio. Tengo un dormitorio más o menos como para 100 personas, se llena a veces y a veces estamos en las otras áreas porque son muchos. Todo el templo se usa, solamente el altar se respeta, pero es un cuartel de descanso”, indicó Santos Elías Casanova.