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Mario Iván Martínez y Camerata de Coahuila narran fábulas a la infancia lagunera

Mario Iván Martínez y Camerata de Coahuila narran fábulas a la infancia lagunera

SAÚL RODRÍGUEZ 27 abr 2024 - 07:50

La niñez de La Laguna se dio cita este viernes en el Teatro Isauro Martínez, con el fin de presenciar la segunda función de ‘De liebres, tortugas y bemoles’, un espectáculo infantil presentado por el actor Mario Iván Martínez (Ciudad de México, 1962) y la Camerata de Coahuila.

Este proyecto consiste en fábulas de Esopo adaptadas por el propio Mario Iván Martínez y musicalizadas por la música de los compositores estadounidenses Aaron Copland y Leroy Anderson.

En el escenario, los músicos que, como de costumbre, afinaban sus instrumentos previo a la tercera llamada. Encima se mostró la pantalla donde se proyectarían imágenes referentes a las fábulas. Pasaron de las 20:30 horas y al ingresar el concertino Ismael Estevané se indicó el inicio del acto.

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Tras uno de los marcos del escenario que alberga relieves de Salvador Tarazona, la cabeza de un oso de peluche se asomó. Primero una, luego otra y luego otra vez. Se trataba de un ventrílocuo manejado por el maestro Mario Iván Martínez, el oso sería su principal acompañante de la noche.

El actor saludó al público y luego se dedicó a explicar de manera lúdica cada una de las secciones de la orquesta. Empezó con las cuerdas, allí resaltó la diferencia entre violines y violas. Luego se aproximó a las maderas y explicó por qué aunque la flauta sea de metal, pertenece a esa sección. Siguieron los alientos y las percusiones, pero todavía faltaba el encargado de dirigir a los músicos y fue entonces cuando el maestro Ramón Shade entró a escena.

Durante el espectáculo, Mario Iván Martínez apostó por despertar la imaginación en los pequeños presentes y también despertar al niño interior contenido en cada uno de los adultos. Explicó la esencia de algunos animales como el gato e hizo que todos los músicos de la orquesta, incluido el director, se colocaran unas orejas felinas para interpretar El vals del gato, de Leroy Anderson.

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De dos baúles colocados en los extremos del escenario, el actor sacaba muñecos de animales, objetos y otras sorpresas. También llegó a cantar, pues su voz se registra en el rango de tenor.

La noche cerró con la fábula de la tortuga y la liebre. Ruperto, una liebre famosa por su gran velocidad, acepta el reto de Celeste, una lenta tortuga, para participar en una carrera. Confiada en sus habilidades, la liebre peca de soberbia y pierde tiempo pensando que Celeste no podrá alcanzarle. Al entrar a una granja y comer un bocadillo, decide tomar una siesta. Cuando despierta, se da cuenta de que es demasiado tarde y que la tortuga obtuvo la victoria, algo que fue celebrado por el público.

Este evento se llevó a cabo en el marco del Día del Niño y cabe señalar que el pasado jueves por la mañana, la Camerata de Coahuila abrió su ensayo general de este espectáculo para niños pertenecientes a Casa DIF.

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