Guillermo del Toro y las 10 cosas poco conocidas del cineasta
Estas son 10 cosas que quizá desconocías del cineasta tapatío Guillermo del Toro y que, de alguna forma, ha impregnado su filmografía.
- En su juventud y junto con amigos, viajaba a la Ciudad de México para postrarse frente a los Estudios Churubusco y la Cineteca Nacional "muertos de envidia", según sus propias palabras, esperando algún día estar en ellos con película bajo el brazo. Entonces en su tierra natal, organizaba debates de cine en los sótanos de escuelas tapatías y repasaban, una y otra vez, la filmografía de Alfred Hitchcock.
- Chofer, anfitrión, boletero, proyeccionista o hasta jalacables. Todo realizaba en las primeras muestras de Cine Mexicano en Guadalajara (ahora convertido en festival internacional) de la que fue fundador. Borracheras baratas en el salón Veracruz y cenas con tortas y tacos era la manera en que se festejaba en ese momento.
- Su rutina tapatía era sencilla, pero alentadora para él. Por las mañanas con Rigo Mora modelaba muñequitos en plastilina, por la tarde se reunía con varios moneros como Jis y Trino para discutir comics que jamás saldrían publicados y, por las noches, a recorrer cines y devorar cuantas películas se le atravesaran.
- El cine de ficheras, albures y narcotráfico siempre le han llamado la atención. Le gustan las películas domingueras sin recato. Por ello en su cortometraje "Doña Lupe", que contó con la participación de su mamá y el sonidista Fernando Cámara (recién galardonado con el Ariel de Oro y nominado al Oscar por su trabajo en "Apocalypto"), hizo un homenaje a todo ello con ayuda de su madre y, claro, no podía faltar algún monstruo, que ha sido su sello.
- Si no hubiera sido cineasta, quizá estaría vendiendo zapatos. Esa promesa le hizo a su entonces esposa cuando tuvieron que hipotecar la casa para poder filmar "Cronos", su ópera prima. Un día que estaban hablando de ello, Memo le dijo que había dos opciones: vivir con techo y sin película, o sin techo, pero con filme. Y le dijo que no quería llegar a los 60 años diciendo que podía haber hecho tal o cual cosa. Y apostaron.
- ¿Recuerdan la escena de un hombre golpeado con una cadena en el cuello en "El laberinto del fauno"? Pues eso le pasó al propio Del Toro en una pelea de juventud. Mientras escribía el guión recordó ese pasaje de su vida y pensó sería idóneo sumarlo al filme, para mostrar la crueldad franquista española. La escena es de las más fuerte del largometraje nominado al Oscar.
- En Cannes, durante la presentación de "Cronos", su máxima preocupación no era la reacción del público, sino que le cerrara bien el smoking que no se había medido previo al viaje. Al mismo tiempo iba cargado con unos cuantos posters de la película y un carrete de cinta adhesiva para pegarlos en el festival como publicidad. Desconocía cuál era la dinámica del certamen y el monstruo operativo que lo manejaba.
- Rechazó dirigir "Las crónicas de Narnia" y "Harry Potter y el prisionero de Azkabán", porque a los niños no les iba mal. Pero convenció a Alfonso Cuarón, llevándole toda la colección de libros del mago inglés, para que aceptara dirigir el proyecto, pues era idóneo para él por la magia adolescente que se requería de los personajes. Hasta ese momento la cinta era la más oscura de la saga.
- Todos los domingos, claro, cuando puede, toma plumero y se pone delantal para limpiar los objetos que tienen en su museo personal en Los Ángeles. Ahí tiene miles de objetos y, como los quiere mucho, no permite que nadie meta mano a su limpieza. Y no se arrepiente de ello.