El año que comienza tiene en su agenda varios temas de gran relevancia para quienes habitamos en La Laguna y en Coahuila. Lo que seguramente va a acaparar el interés y seguimiento será la elección que este año implicará la renovación de la gubernatura de Coahuila y su congreso local. La contienda tendrá dos aspirantes con importantes posibilidades de ganar el voto popular. Del lado de Morena, y conforme a la metodología que ese partido ha decidido para determinar quién encabezará la candidatura, esta ha recaído en la persona del senador Armando Guadiana Tijerina quien, por segunda vez, buscará la silla del ejecutivo estatal. Del lado de la coalición que lo enfrentaría, todas las encuestas que miden escenarios con careos señalan a Manolo Jiménez Salinas como el mejor percibido y con mayor preferencia para contender por la gubernatura. A reserva de que lo previsible se convierta en hecho, los meses por venir tendrán un tinte eminentemente electoral en el estado de Coahuila.
Aún es temprano para perfilar resultados porque, como hemos dicho, primero lo previsible debe concretarse y, segundo, las campañas tendrán que desarrollarse. Sin embargo, con la información que hasta ahora es conocida es interesante observar que, en una lógica electoralista, ambas posibles candidaturas partirían de una base de votantes vinculada a los programas sociales tanto estatales como federales que hipotéticamente son convergentes con la pequeña diferencia que al momento indican las encuestas en las preferencias electorales. Donde se muestra una importante diferencia es en el trabajo partidista: mientras del lado del partido en el poder local se ha hecho un trabajo tejido cada día desde hace varios años en cada sección electoral del estado, del lado de Morena las cosas no terminan por cicatrizar la herida producto de los resultados oficiales de las encuestas internas.
Un segundo tema para seguir este año en Coahuila está vinculado al anterior como marco para el desarrollo de las elecciones. Se trata de la seguridad pública, asunto en el que Coahuila y la gestión del gobernador Miguel Riquelme se ha destacado pese al entorno de amenaza que ha representado ese mismo desafío en prácticamente todos los estados vecinos y en buena parte del país. Sería muy extraño que en los meses por venir se suscitaran actos que pongan en entredicho el trabajo y la estrategia hasta ahora exitosa en esa materia en el estado. Muy sospechoso sería que, precisamente en año electoral, las cosas cambiaran su rumbo en esa materia.
Un tercer tema de impacto electoral, pero con escenario específico en Torreón es la eficacia con que se coordinen los gobiernos estatal y municipal particularmente en las obras que ahora mismo están en proceso o que se ha dicho arrancarán este año. La más llamativa por lo que significaría otro retraso es el Metrobús, aunque también se encuentran en ese costal el paso a desnivel en Cuatro Caminos y las posibles acciones, muy necesarias, aunque incómodas en su realización, del flujo hacia el periférico en la zona de Villa Florida y el desfogue de Boulevard Independencia también en la zona del periférico. El tacto político y la capacidad técnica de ejecución deberán ser impecables para que estos posibles logros no se conviertan en debilidades. Echarse encima la crítica pública, o a gremios organizados, ante una posible ineficacia en esas obras o en acciones sin consenso ni fundamento no abonarían en la campaña del candidato del partido gobernante en el estado o de la coalición que encabece.
Desde luego, otro asunto que tiene en este 2023 su año clave es Agua saludable para La Laguna, proyecto que, pese a las enormes ventajas de su propósito, ha encontrado la oportunista oposición de ciertos liderazgos, principalmente políticos, más interesados en aprovechar el programa en su personal beneficio que en el bien común de la Comarca Lagunera.
Ojalá que el 2023 sea para Coahuila y La Laguna un año en que las condiciones de vida de sus habitantes sean mejores a las que dejó 2022.
@EdgarSalinasU