Una parte de su discurso la dedicó a recordar algunos desafíos y conmemoraciones programados en 2024. (ARCHIVO)
El presidente francés, Emmanuel Macron, se esforzó este domingo en prometer una acción determinada el año próximo, en un momento en que sus políticas viven una fase de creciente bloqueo, pero dejó para "las próximas semanas" los anuncios sobre cómo espera conseguirlo, y en particular los posibles ajustes en su Gobierno.
En su tradicional discurso de fin de año, Macron afirmó que "2024 debe ser ante todo un año de determinación" para "actuar todavía más en interés de la nación".
Más allá de recordar los que son sus grandes objetivos en el terreno económico, "la reindustrialización" de Francia y "el pleno empleo", fijó varias líneas de prioridades, y en primer lugar en el terreno de la educación.
Insistió en su voluntad de "restablecer el nivel de nuestros alumnos, la autoridad de nuestros profesores y la fuerza de nuestra enseñanza laica y republicana".
También dijo que quiere hacer "la República más fuerte luchando contra la delincuencia, actuando de forma más firme contra las discriminaciones, con progresos concretos en la igualdad entre las mujeres y los hombres, con los niños pequeños, con nuestros compatriotas con discapacidades".
Avanzó que este próximo año tiene intención abordar proyectos punteros en el campo de la energía nuclear, de la inteligencia artificial o del transporte "para que en 2027 (al final de su segundo y último mandato) tengamos 10 años de adelanto donde en 2017 (cuando llegó al Elíseo), teníamos 10 años de retraso".
Igualmente incidió en que pretende continuar en 2024 con la "ecología a la francesa" y la "planificación" con "un modelo y un camino singular que nos permitirán salir de las energías fósiles y ganar independencia".
Sobre ese punto, reiteró que Francia, "que ya produce una electricidad de las más descarbonizadas de Europa" por sus reactores nucleares dejará de utilizar completamente carbón "de aquí a 2025".
En respuesta a las especulaciones sobre una más que probable remodelación de su Gobierno, que podría significar el cambio de la actual primera ministra, Élisabeth Borne, Macron se limitó a dar cita "en las próximas semanas" para precisar cómo se materializará su determinación y la "eficacia de los resultados" prometidos.
Una parte de su discurso la dedicó a recordar algunos desafíos y conmemoraciones programados en 2024, en particular los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París, que se desarrollarán entre julio y agosto.
También el 80 aniversario de la liberación de Francia del yugo nazi, con los desembarcos de Normandía y de Provenza.
El presidente se refirió igualmente al 8 de diciembre de 2024, que es la fecha inscrita en el calendario para la reapertura al público de la catedral Notre Dame de París tras el incendio que sufrió en abril de 2019.
"En cinco años como se prometió -comentó- habremos reconstruido la catedral y olvidado lo imposible".
Para el presidente francés, el año 2023 se abrió con el debate de la reforma de las pensiones, que fue finalmente adoptada en abril por decreto tras tres meses de manifestaciones y protestas en las calles, en algunos casos violentas.
La misma falta de una mayoría suficiente en la Asamblea Nacional que llevó a su Ejecutivo a saltarse por un mecanismo constitucional el voto sobre esa reforma de las pensiones la volvió a sufrir con la tramitación de una polémica ley sobre la inmigración.
El texto de esa ley, muy modificado con respecto a la versión que había presentado su gabinete, fue adoptado con los votos de la oposición de derechas y de la ultraderecha a costa de un endurecimiento de las condiciones de acogida y de una mayor persecución de los sin papeles.