(RAMÓN SOTOMAYOR)
Su relación actual con la danza no aparta al arte de sus vivencias, sin limitaciones ni fronteras. “Asumo la danza como parte de la vida y la vida como parte de la danza”. La maestra colombiana Sandra Milena Gómez volvió a visitar Torreón para, durante toda una semana, impartir un taller a bailarines laguneros en el Teatro Isauro Martínez.
“No hay como una limitación o una frontera que no se pueda unir dentro de las temáticas de trabajo y la danza, siempre hay un vínculo”.
Sandra radica actualmente en Ciudad de México y es directora de Udana Plataforma de Creación Escénica. El taller, organizado por Altamar Colectivo Escénico y titulado Ser presente: cuerpo, gravedad y ligereza, concluyó el pasado fin de semana. La bailarina apreció la buena técnica de sus alumnos, pero también divisó un campo fértil donde sería interesante trabajar más allá del virtuosismo.
“Es cómo desarrollas una presencia y un estado del cuerpo pleno en presente, en este ahora; cómo tu cuerpo tiene la capacidad de estar y ser en un contexto y momento determinado, y cuáles son las potencialidades de este ahí”.
La maestra se dedicó a realizar juegos escénicos, en el tenor de jugar y realizar exploraciones en torno a la improvisación para desarrollar una gama de potencialidades. Lo lúdico es camino hacia la creación. La capacidad de ser con su propio cuerpo por parte de los alumnos aviva su interior escénico.
“En el grupo hubo mucha disponibilidad y mucha apertura para recibir. Siento que hay información a la cual les hace falta acceder. Y, en el momento en que accedan a esta otra información van a complementarse muy bien; lo que siento es que son bailarines muy potentes técnicamente, peor también les hace falta desarrollar ese otro sentido creativo, como una alerta más dispuesta y disponible, y un cuerpo más encaminado a desarrollarse en muchos ámbitos, más allá de una sola técnica”.
Hüzün
En este tenor, quizá el taller pudiese relacionarlo con su actual proyecto por medio del retorno a la vida. Actualmente, Sandra Milena Gómez trabaja en el extremo opuesto, en un proyecto relacionado con la muerte, a través de la pérdida de seres queridos.
“Y sí, también está ubicado en un contexto postpandémico, de entender cómo llevar una pérdida. Esa es la gran línea, a rasgos generales, de lo que estoy haciendo ahorita en el nuevo proyecto”.
A su actual propuesta la ha bautizado Hüzün, una palabra turca cuyo significado denota una pérdida profunda y, a la vez, un modo esperanzador de vida. La danza le permite atravesar un duelo, además de crear una obra artística.
“Hüzün es un nombre que encontré en un libro de Orhan Pamuk, un escritor turco. Y en este libro, que se llama Estambul, ciudad y recuerdos, hay un capítulo que se llama Hüzün y habla sobre la amargura. Entonces hace como toda una descripción de lo que es esta palabra. Lo que me gustó y cuando decidí que esta obra se iba a llamar así, es justamente porque habla de todas las descripciones del hüzün que, sí, es una amargura, pero también tiene un eco esperanzador en el fondo”.
Para la creadora, hablar del dolor y de la muerte es importante, peor no hay que olvidar el retorno a estar vivo. Aunque el ser querido haya partido, la vida debe seguir su curso. “No se ha estrenado todavía. Espero que se estrene el próximo año y poderla mover”.