(ESPECIAL)
La Inteligencia Artificial (IA) ha demostrado su poder en muchas áreas. La medicina, la educación, el reclutamiento y mucho más. Pero también ha despertado miedos con respecto a hasta dónde podría llegar. La idea de que las máquinas nos superen y se vuelvan contra nosotros ha sido muy tratada en las películas, pero ¿esta tecnología podría quitarnos nuestra privacidad y adivinar nuestros pensamientos?
Aunque no lo creas la IA ya ha demostrado que es capaz de manipular a los humanos. "Influir en las elecciones de los Estados Unidos o en el futuro político del Reino Unido con la información personal que millones de personas publican en Facebook y una tecnología potente de análisis de datos, habría parecido salido de una novela de ciencia ficción, pero el escándalo de Cambridge Analytica, desvelado en 2018, demostró que es posible y que el avance de la inteligencia de las máquinas nos pone frente a dilemas fundamentales que nunca antes nos habíamos planteado", expone la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
Y es que el 95% de nuestra actividad cerebral discurre por debajo del nivel consciente, sin que nosotros tengamos realmente control alguno sobre ella de ahí que la tecnología tenga la posibilidad de "entrar" a nuestra mente. Pero ¿qué se está haciendo al respecto?
La iniciativa de los neuroderechos
Dado el poder que tiene la Inteligencia Artificial para manipular la mente de los humanos existe una iniciativa de los neuroderechos, liderada desde la Neurorights Foundation, que promueve el reconocimiento de una nueva medida de protección para hacer frente a los desafíos derivados de estos avances técnicos.
Europa es pionera en el tema a través de la Ley de Inteligencia Artificial que se está negociando para regular, entre otros aspectos, la capacidad de la IA para influir en el subconsciente de las personas (como en el caso de Cambridge Analytica, pero a niveles mucho más profundos).
Al respecto Ignasi Beltran de Heredia, profesor de Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC y autor del libro "Inteligencia artificial y neuroderechos" señala que usualmente no nos percatamos del extraordinario torrente de actividad neuronal porque la interacción entre la mente consciente y el comportamiento inconsciente es sumamente compleja, y las fuerzas que guían nuestras vidas están muy lejos de nuestro control. "Sin embargo, eso no significa que no haya formas de influir más allá de la conciencia. La inteligencia artificial lo puede hacer".
El especialista detalla que se puede lograr recopilando datos sobre nuestra vida y creando una arquitectura de aquello que nos lleva a tomar una decisión determinada. Otra opción menos desarrollada por ahora consiste en aplicaciones o dispositivos que generen impulsos irresistibles para nuestra mente inconsciente y que de forma subliminal logren generar respuestas impulsivas.
"A medida que vayamos desarrollando máquinas mejores y más potentes y estemos más conectados con ellas, las dos opciones serán más y más habituales. Los algoritmos tendrán más datos de nuestra vida y será más fácil crear instrumentos que generen respuestas impulsivas. El riesgo que estas tecnologías atesoran es que, como en el flautista de Hamelín, las personas acaben bailando sin saber por qué", advirtió Beltrán de Heredia.
Tecnologías destinadas a "leer nuestra mente"
De acuerdo con el especialista ya se están probando tecnologías con el poder de incidir en la mente de los humanos y, con el desarrollo de la IA, pronto podría ser peor.
Para el investigador, el campo donde probablemente empecemos a ver los intentos de condicionar el comportamiento humano mediante la IA es el del trabajo. De hecho, son diversas las tecnologías intrusivas en uso, como los dispositivos para controlar los microsueños de los conductores de autobús o los sensores de electroencefalografía (EEG), que permiten a los empleadores rastrear las ondas cerebrales de los trabajadores para detectar niveles de estrés y atención mientras trabajan.
"Es difícil hacer proyecciones sobre cómo será el futuro, pero si no ponemos límites a este tipo de tecnologías intrusivas, que todavía están en una fase de desarrollo muy inicial, lo más probable es que sigan mejorando y extendiéndose en aras de la productividad", recalcó Beltrán de Heredia.
Por ello es que el nuevo reglamento de inteligencia artificial que se está debatiendo en la Unión Europea pretende anticiparse a los posibles riesgos derivados de este y otros usos de la IA en el futuro.
No obstante, el especialista aclara que: "si yo no tengo acceso a mi yo inconsciente, es imposible que pueda acreditar qué otra cosa hubiera hecho si no hubiera sido estimulado", aun así, es necesario ser conscientes de que ya estamos siendo víctimas de intromisiones a un nivel de profundidad hace unos años inimaginable y, por este motivo, los ciudadanos deberían disponer del máximo nivel de protección. "Nuestra mente inconsciente se refiere a lo más íntimo de nuestra personalidad y debería estar absolutamente blindada. De hecho, estas cosas no deberían ni estarse discutiendo", finalizó.