Años atrás, bastaba un trompo que giraba en el suelo polvoriento, una muñeca de trapo con vestido sencillo o un carrito de madera para que los niños vivieran la magia de la temporada.
.LA LAGUNA
Años atrás, bastaba un trompo que giraba en el suelo polvoriento, una muñeca de trapo con vestido sencillo o un carrito de madera para que los niños vivieran la magia de la temporada.
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